La controvertida procuradora Alejandra Gils Carbó y el fiscal Julián Axat en la inauguración de la nueva sede de ATAJo en la villa 1-11-14
Por Federico Fahsbender (Infobae)
El programa ATAJO -Agencias Territoriales de Acceso a la Justicia- que depende del Ministerio Público Fiscal, abrió su nueva oficina en la Villa 1-11-14 del Bajo Flores el jueves de la semana pasada, luego de un año de trabajo de base en la manzana 26, una de las más calientes. Fue una situación protocolar: corte de cinta del jefe del programa, el fiscal platense Julián Axat, junto a la procuradora Alejandra Gils Carbó, más una danza de bienvenida de mujeres de la comunidad boliviana local. Al día siguiente, la realidad de la 1-11-14, signada por la violencia narco y por nombres de capos como Marcos Estrada González, le dio de lleno en la cara: ATAJO y Axat reaccionaron rápidamente.
Fue el cura del barrio el que alertó a los miembros del programa de la muerte a tiros de Ramón Noa, alias "Hércules" un peruano de 39 años, sobrino de "Ruti" Mariños, rival encarnizado de Estrada en la lucha por el control de la droga en el asentamiento. Fue el cura del barrio el que alertó a ATAJO del hecho. Logró que la secretaria del juzgado interviniente llegue al lugar, acompañó a la esposa de Noa ante la fiscalía. El personal supo de inmediato que el hecho se trataba de un ajuste de cuentas.
"Acá nos instalamos en la manzana más difícil. 'Vas a sobrevivir un mes, nos dijeron. Sobrevivimos un año", dice Axat a Infobae. El caso Noa es un ejemplo del fin del programa, que ya tiene un año de vida y oficinas en puntos como la Villa 21 y la 31. En territorios al menos difíciles y de problemáticas complejas, el programa funciona enlace entre la Justicia y el lugar del hecho en sí. Da una vía segura para que los vecinos puedan reportar problemas y hasta trabaja hoy en un mecanismo para lograr protección a víctimas y denunciantes. Los delegados de manzana, parte orgánica de las estructuras de representación de cada villa, son cruciales en esto. "Hacemos un trabajo muy fuerte con ellos. Son los que creemos que son elegidos por sus pares", asegura Axat.
-Es la política general de ATAJO trabajar con delegados.
Sí, porque es la representatividad que dan los vecinos. Si elegimos actores nosotros mismos no es tan válida, ya que no surge de abajo. Y es la menos contaminada por los punteros políticos. A veces coinciden con los punteros, a veces no.
-¿Qué nivel de confiabilidad tiene con los delegados?
Hasta ahora, uno bueno. Si nos va mal con uno, probamos con otros. En las villas tenés representantes de todos los colores. Lo bueno es que creen en ATAJO y nos vienen a ver. Son parte de los reclamos jurídicos que se hace. Cada villa tiene su mesa de vecinos. La junta de la Villa 21 tiene un nivel de organización que ha tenido un vínculo más fuerte que el de la 1-11-14 o la 31, que ha tenido muchas crisis. En la 31, intervenimos con la suspensión de la elección y la nueva elección que se ha tenido en febrero. Vinieron también diez fiscales, eso lo destaco muchísimo, diez fiscales distintos bancando la parada. De todos los colores. De Comodoro Py, de PROCELAC, gente de la Procuración y gente que no tiene tanto vínculo con esta gestión. Que vengan de todos los colores, no solo los que bancan a Gils Carbó. Es importante que vean que estamos en el territorio.
-Es una herramienta que pueden usar.
Y la están usando. Mandan oficios y requieren que hagamos diligencias en el territorio. El problema es el riesgo que asumimos. Hay zonas impenetrables adentro de los barrios, donde hay otros régimenes de legalidades donde el Estado no está. El Código Penal está sustituído por organizaciones paralelas como el narcotráfico, como bandas que trafican armas o contrabandistas que le brindan seguridad a los vecinos e imponen sus reglas dentro del propio barrio. ATAJO asume riesgos ante estas realidades.
-En la 1-11-14, por ejemplo, ATAJO es un cubo de cemento con dos computadoras y personal. Está expuesto frente a una serie de situaciones delictivas muy complejas.
Bueno, ATAJO se mete en esas realidades. En la 1-11-14 hay empleados que se mueven dentro del territorio. Tenemos un año de trayectoria ahí. Hay compañeros que provienen del barrio. Eso nos permite circular por zonas impenetrables. Estamos siempre testeando; nos tenemos que manejar con mucho tacto. Por ejemplo, violencia de género en esas zonas impenetrables las trabajamos, lo mismo cuestiones energéticas, hacinamiento.
-El narcotráfico es uno de los principales problemas.
No denunciamos desde ATAJO a un narcotraficante, eso sería poner en riesgo nuestra vida. Ese es el rol de la Policía y otros organismos. Derivamos la denuncia directamente a la fiscalía o la PROCUNAR. Sí nos corresponde el daño que hace el narcotráfico: adictos de situación de calle, "fisurados", en diferentes niveles de vulnerabilidad. Se hacen seguimientos, se coordina con centros de día y se trata de lograr internaciones donde la internación es la última salida. Pero el programa no instruye ni logra imputaciones. ATAJO es un conector intermedio. Una oficina en un barrio donde el tráfico de drogas tiene vínculos, muchas veces, no podría sobrevivir. Nunca sufrimos hechos de violencia. Es más, hubo mujeres parejas de narcotraficantes que vinieron a las oficinas a tratar cuestiones de violencia de género.
-Supongamos que un vecino denuncia un delito. Ese vecino, salvo su casilla, la pieza que alquila, no tiene ningún otro lugar a dónde ir. ¿Cómo se lo protege?
En caso de narcotráfico, ATAJO garantiza el traslado para que se le tome el testimonio y se garantice protección. Se le toma la denuncia y se le brinda la protección en la fiscalía. Por ejemplo, ATAJO hace el enlace para que una denunciante de violencia de género tenga un botón de pánico o una protección perimetral. En el caso de una amenaza de muerte, se puede buscar un albergue o una custodia.
-Las cuestiones migratorias son cada vez más variadas y complejas en las villas porteñas.
El 45 por ciento de lo que hace el programa tiene que ver con migrantes.
Bajo este número significativo, Axat y el programa que dirige llegó a problemas específicos de cada comunidad. En la 1-11-14, tuvo que lidiar con los "contratos anticréticos" típicos de la comunidad boliviana, una modalidad de negocios arcaica, inexistente en el Código Civil argentino. En estos contratos, un dueño de un inmueble recibe una cantidad de dinero, alquila su propiedad y al final del período estipulado devuelve el dinero. La ganancia reside en los intereses que generó el dueño con la plata que recibió. Son contratos de palabra. "Sucede en ocasiones que no se cumple la devolución del dinero, y ahí se arman problemas graves. Se resuelve, a veces, a los tiros", dice Axat: "Hoy en día tenés un montón de gente viviendo bajo esta modalidad. La manzana 26 por ejemplo, que es muy caliente. Hay gente, por ejemplo, que se queda en la propiedad. Ahí tenés un problema de usurpación y se denuncian entre sí como narcotraficantes".
Un local a la calle en esa manzana, un kiosko por ejemplo, puede costar 30 mil pesos por dos años en esta modalidad contractual: "ATAJO, por ejemplo, media en estos problemas. Nos especializamos en este tipo de cosas". Es, en sí, una situación de derecho alternativo, paralelo, una ley no-oficial, a 15 minutos de la Casa Rosada. Así, ATAJO orientó su esfuerzo a tomar estas situaciones y convertirlas en contratos legales.
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