La casa de Sergio Villarroel se destacaba por sobre las demás del distrito de Alto Verde
Por Jorge Sansó de la Madrid (La Capital, Rosario)
De no haber sido por el desliz que tuvo el
ministro de Seguridad de la provincia, Maximiliano Pullaro, de anticiparle al
secretario nacional de esa área, Eugenio Burzaco, que deslizaría una
"mentirita" en el anuncio conjunto con el que se aprestaban a dar a
conocer la detención de uno de los más importantes narcotraficantes de la
ciudad de Santa Fe, esa habría sido la noticia más importante y necesaria para
una ciudad que otra vez tiene su estadística de muertes violentas totalmente
desbordadas.
Lo cierto es que más allá de ese desliz, el
pasado sábado 10 se hizo un impactante operativo del que participaron 300
efectivos que hicieron más de 20 allanamientos en Santa Fe, el distrito costero
de Alto Verde y la localidad de Laguna Paiva. Entre los lugares allanados hubo
un estudio contable y como resultado se secuestró una importante cantidad de
cocaína y se detuvo a cinco personas, entre ellos Sergio "El zurdo"
Villarroel, un viejo narco de la ciudad al que se investigaba hace un par de
años.
Además, los pesquisas avanzaron en
investigaciones que podrían apuntar a algún joven empresario y ex dirigente de
un mayoritario partido que gobernó la provincia y la ciudad como un eslabón
importante en la cadena narco.
En ese marco las palabras de Pullaro
parecieron más importantes que la noticia, que finalmente careció de la
espectacularidad que la conferencia de prensa pretendía tener. Entre otras
cosas porque no pocas personas en la ciudad de Santa Fe y casi nadie en Alto
Verde (el distrito costero que queda apenas se cruza el puente colgante sobre
la Laguna Setúbal rumbo a Paraná y que se hizo famoso porque ahí vivió y lo
inmortalizó en una canción Horacio Guaraní) desconocían que "El
zurdo" Villaroel, de 55 años, era narcotraficante.
TV y
dinero
En pocos años Villarroel amasó una fortuna
que se evidenciaba con apenas entrar al barrio y ver su casa. Alto Verde es un
paraje de pescadores, o lo fue, cuyas casas en su inmensa mayoría siguen siendo
muy humildes. Por eso llama la atención que al entrar al distrito por la
flamante y asfaltada calle principal, y tras recorrer unas de diez cuadras
bordeando el riacho Santa Fe, se alce la única casa que parece salida de una
revista de arquitectura o decoración. De líneas modernas y muy lindo diseño,
color amarillo y ladrillo, dos plantas, cochera para tres vehículos, amplio
patio con pileta y quincho con asador. Esa es la casa del Villaroel en Alto
Verde, donde todos lo conocían entre otras razones porque proveía al barrio de
televisión por cable.
"Es trucho pero tenemos
televisión", le dijo un vecino a La Capital, y se mostró ilusionado porque
en un perfil de Facebook en el que se difunden noticias locales (Alto Verde
Noticias) se publicó al otro día de la detención de Villarroel el siguiente
comunicado: "Debido a los últimos acontecimientos en el barrio y la
ilegalidad del servicio de TV por cable, hoy a la mañana funcionarios del
Gobierno de la Ciudad (de Santa Fe) se reunieron con los gerentes nacionales de
Gigared Santa Fe y Cablevisión Fibertel. Se acordó lo siguiente: 1. Hoy se
restablecerá el servicio de TV por cable en todo el barrio; 2. La empresa
Gigared como muestra de buena voluntad brindará temporalmente el servicio de
forma gratuita. 3. En las próximas semanas la empresa que prestará servicio en
el barrio pasará por cada casa ofreciendo el servicio en forma legal. A pedido
del intendente José Manuel Corral será a un precio social. De esta manera
recibiremos en nuestro domicilio la facturación correspondiente con todas las
formas legales que corresponde. Agradecemos al Gobierno de la Ciudad por el
trabajo realizado y por compartir con nosotros esta información".
Un
club para los chicos
Es que hace poco más de dos años (tiempo en
que la Justicia Federal ya andaba tras sus pasos, según informó la Fiscalía
Federal a cargo de Claudio Kishimoto) Villaroel, quien habría llegado desde el
partido bonaerense de San Martín aunque otros vecinos dicen que nació en Alto
Verde pero luego se fue, no sólo puso el cable en el distrito costero donde
vivía sino que fundó Defensores de Alto Verde, el club de fútbol en el que los
jóvenes y chicos del barrio se hicieron ilusiones de una carrera con futuro.
Así los jóvenes tenían un club con una
cancha cercada e iluminada, y vestuarios para locales y visitantes separados,
tal cual exige la Liga Santafesina. Además hay un salón de eventos que, desde
2014, se convirtió en el lugar ideal para las grandes ocasiones que requirieran
festejos en el distrito, como agasajos a quinceañeras, bautismos o
aniversarios. Y todo eso, construido por Villaroel, sin aporte alguno del
Estado. Por eso en Alto Verde lo aman y le temen por igual.
De él eran el minibús y el colectivo que
llevaba los chicos del club a jugar partidos fuera del barrio o las camionetas
que cableaban la televisión en los domicilios y que se suponen lo hacían en
postes de luz pertenecientes a la EPE, sin que la empresa provincial de
energía, al parecer, se hubiere enterado nunca.
Era el benefactor del barrio. Pero también
era el "más pesado". "Acá todos sabían que él manejaba la merca
y que si te metías con él, la ibas a pasar mal seguro". No lo dice un
vecino de Alto Verde, lo dicen todos a los que este diario les preguntó. O
mejor dicho, los que se animaron a hablar luego de que se les asegurara que sus
nombres no saldrían publicados. Porque pese a que Villaroel está detenido,
todos le siguen temiendo.
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