18 de diciembre de 2016

Santa Fe: la caída de un narco santafesino, opacada por un desliz ministerial

La casa de Sergio Villarroel se destacaba por sobre las demás del distrito de Alto Verde

Por Jorge Sansó de la Madrid (La Capital, Rosario)

De no haber sido por el desliz que tuvo el ministro de Seguridad de la provincia, Maximiliano Pullaro, de anticiparle al secretario nacional de esa área, Eugenio Burzaco, que deslizaría una "mentirita" en el anuncio conjunto con el que se aprestaban a dar a conocer la detención de uno de los más importantes narcotraficantes de la ciudad de Santa Fe, esa habría sido la noticia más importante y necesaria para una ciudad que otra vez tiene su estadística de muertes violentas totalmente desbordadas.

Lo cierto es que más allá de ese desliz, el pasado sábado 10 se hizo un impactante operativo del que participaron 300 efectivos que hicieron más de 20 allanamientos en Santa Fe, el distrito costero de Alto Verde y la localidad de Laguna Paiva. Entre los lugares allanados hubo un estudio contable y como resultado se secuestró una importante cantidad de cocaína y se detuvo a cinco personas, entre ellos Sergio "El zurdo" Villarroel, un viejo narco de la ciudad al que se investigaba hace un par de años.

Además, los pesquisas avanzaron en investigaciones que podrían apuntar a algún joven empresario y ex dirigente de un mayoritario partido que gobernó la provincia y la ciudad como un eslabón importante en la cadena narco.

En ese marco las palabras de Pullaro parecieron más importantes que la noticia, que finalmente careció de la espectacularidad que la conferencia de prensa pretendía tener. Entre otras cosas porque no pocas personas en la ciudad de Santa Fe y casi nadie en Alto Verde (el distrito costero que queda apenas se cruza el puente colgante sobre la Laguna Setúbal rumbo a Paraná y que se hizo famoso porque ahí vivió y lo inmortalizó en una canción Horacio Guaraní) desconocían que "El zurdo" Villaroel, de 55 años, era narcotraficante.

TV y dinero

En pocos años Villarroel amasó una fortuna que se evidenciaba con apenas entrar al barrio y ver su casa. Alto Verde es un paraje de pescadores, o lo fue, cuyas casas en su inmensa mayoría siguen siendo muy humildes. Por eso llama la atención que al entrar al distrito por la flamante y asfaltada calle principal, y tras recorrer unas de diez cuadras bordeando el riacho Santa Fe, se alce la única casa que parece salida de una revista de arquitectura o decoración. De líneas modernas y muy lindo diseño, color amarillo y ladrillo, dos plantas, cochera para tres vehículos, amplio patio con pileta y quincho con asador. Esa es la casa del Villaroel en Alto Verde, donde todos lo conocían entre otras razones porque proveía al barrio de televisión por cable.

"Es trucho pero tenemos televisión", le dijo un vecino a La Capital, y se mostró ilusionado porque en un perfil de Facebook en el que se difunden noticias locales (Alto Verde Noticias) se publicó al otro día de la detención de Villarroel el siguiente comunicado: "Debido a los últimos acontecimientos en el barrio y la ilegalidad del servicio de TV por cable, hoy a la mañana funcionarios del Gobierno de la Ciudad (de Santa Fe) se reunieron con los gerentes nacionales de Gigared Santa Fe y Cablevisión Fibertel. Se acordó lo siguiente: 1. Hoy se restablecerá el servicio de TV por cable en todo el barrio; 2. La empresa Gigared como muestra de buena voluntad brindará temporalmente el servicio de forma gratuita. 3. En las próximas semanas la empresa que prestará servicio en el barrio pasará por cada casa ofreciendo el servicio en forma legal. A pedido del intendente José Manuel Corral será a un precio social. De esta manera recibiremos en nuestro domicilio la facturación correspondiente con todas las formas legales que corresponde. Agradecemos al Gobierno de la Ciudad por el trabajo realizado y por compartir con nosotros esta información".

Un club para los chicos

Es que hace poco más de dos años (tiempo en que la Justicia Federal ya andaba tras sus pasos, según informó la Fiscalía Federal a cargo de Claudio Kishimoto) Villaroel, quien habría llegado desde el partido bonaerense de San Martín aunque otros vecinos dicen que nació en Alto Verde pero luego se fue, no sólo puso el cable en el distrito costero donde vivía sino que fundó Defensores de Alto Verde, el club de fútbol en el que los jóvenes y chicos del barrio se hicieron ilusiones de una carrera con futuro.

Así los jóvenes tenían un club con una cancha cercada e iluminada, y vestuarios para locales y visitantes separados, tal cual exige la Liga Santafesina. Además hay un salón de eventos que, desde 2014, se convirtió en el lugar ideal para las grandes ocasiones que requirieran festejos en el distrito, como agasajos a quinceañeras, bautismos o aniversarios. Y todo eso, construido por Villaroel, sin aporte alguno del Estado. Por eso en Alto Verde lo aman y le temen por igual.

De él eran el minibús y el colectivo que llevaba los chicos del club a jugar partidos fuera del barrio o las camionetas que cableaban la televisión en los domicilios y que se suponen lo hacían en postes de luz pertenecientes a la EPE, sin que la empresa provincial de energía, al parecer, se hubiere enterado nunca.

Era el benefactor del barrio. Pero también era el "más pesado". "Acá todos sabían que él manejaba la merca y que si te metías con él, la ibas a pasar mal seguro". No lo dice un vecino de Alto Verde, lo dicen todos a los que este diario les preguntó. O mejor dicho, los que se animaron a hablar luego de que se les asegurara que sus nombres no saldrían publicados. Porque pese a que Villaroel está detenido, todos le siguen temiendo.

Y lo más sorprendente aún: nadie parece creer que vaya a durar mucho detenido. "Ya va a aparecer como si nada, acuérdese de lo que le digo", dice una mujer para quien "si no lo agarraron antes fue porque no lo vinieron a buscar, nada más. Acá todo se sabía desde hace mucho tiempo".

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