La policía de prevención barrial logró bajar la tasa de homicidios en las villas de Retiro
El modelo de Policía de
Prevención Barrial implementado este año en la villas 31 y 31 bis para reducir
los niveles de violencia será replicado en otros barrios conflictivos de todo
el país. Será ese el objetivo central de las políticas públicas contra el
delito para el año próximo, según se acordó ayer en la reunión del Consejo de
Seguridad Interior.
La ministra de Seguridad,
Patricia Bullrich , puso la propuesta a consideración de los ministros
provinciales, que aceptaron de inmediato planificar el trabajo conjunto en las
zonas más golpeadas por la violencia. La intención oficial es capacitar a las
fuerzas de seguridad provinciales para formar sus propios grupos de
"pacificadores", tal como se conoce a los agentes que cumplen el rol
de policías más cercanos al vecino en las zonas conflictivas.
Durante la reunión, la
quinta realizada este año entre los principales funcionarios de seguridad
provinciales con sus pares nacionales, el Ministerio de Seguridad exhibió los
resultados de la intervención realizada desde abril pasado en los asentamientos
del barrio de Retiro. Allí bajó drásticamente la cifra de homicidios desde que
las fuerzas federales, en especial la Policía Federal, ingresaron masivamente
en la zona y organizaron un nuevo sistema de prevención.
El esquema de trabajo
realizado en las villas 31 y 31 bis copió en parte la forma de actuar de las fuerzas
policiales en las favelas de Río de Janeiro. En un primer momento las tropas
especiales ingresan en gran número para controlar el asentamiento y desalojar a
los grupos narcos (etapa de saturación); luego deben arribar otros actores
estatales para mejorar las condiciones de vida en el lugar (salud, educación,
justicia, acción social, infraestructura). Para sostener esa presencia están
las unidades de Policía de Prevención Barrial, que buscan resolver los
conflictos cotidianos que antes, por ausencia del Estado, podían escalar hasta
un final sangriento.
Las villas de Retiro se
ubican en una de las zonas de más movimiento de la ciudad. Tres terminales
ferroviarias y la estación de ómnibus ocupan los terrenos vecinos a los
asentamientos. A sólo 300
metros de allí están los tribunales federales de
Comodoro Py y las sedes de la Armada y de la Fuerza Aérea. Y casi enfrente a la
villa 31 está el Edificio Centinela, sede de la Gendarmería.
En esa zona se había
establecido uno de los puntos más calientes en el mapa de homicidios en la
Capital. El año pasado se registraron allí 29 asesinatos y entre enero y abril
pasado se sumaron otros seis crímenes. Bandas narcos disputaban por el control
de ese territorio de más de 50.000 habitantes.
El 7 de abril pasado 500
agentes de la Federal irrumpieron en la villa 31 por orden del juez federal
Ariel Lijo. La excusa fue una causa de tráfico de drogas. Pero el objetivo
primario fue mostrar la fuerza pública para quedarse en el lugar. Desde
entonces, según la información que circuló ayer entre los ministros
provinciales, se pasó de aquellos 30 homicidios en 16 meses a seis crímenes en
ocho meses. Ese dato entusiasmó a los referentes de la seguridad de las
provincias, que pidieron empezar a ejecutar el programa en sus territorios. En
la propia reunión del Consejo de Seguridad empezaron ayer a lanzarse
potenciales lugares para avanzar con los "procesos de pacificación".
"El objetivo del año
tiene que ser bajar las tasas de homicidios y de lesiones por armas de fuego",
planteó la ministra Bullrich a sus pares provinciales. Expresó la necesidad de
identificar los barrios con alta intensidad de asesinatos para concretar
políticas focalizadas de prevención. Y explicó, también, que el trabajo
desarrollado en las villas 31 y 31 bis afectó positivamente -hacia la baja- la
tasa de homicidios de toda la ciudad de Buenos Aires.
El secretario de
Seguridad, Eugenio Burzaco, en tanto, destacó que uno de los esfuerzos
principales de esta clase de programas de prevención debe aplicarse a sostener
en el tiempo la presencia de la fuerza policial y del resto de las agencias
estatales. En ese sentido, pidió a los funcionarios provinciales que inicien,
dentro de sus distritos, la planificación con las áreas de salud, desarrollo
social y educación.
En las villas 31 y 31
bis, por caso, los búnkeres de drogas desarticulados fueron reconvertidos en
centros sociales y bibliotecas públicas. Deporte y cultura son ejes importantes
en estos proyectos que tienen a las policías como elementos de pacificación
para dar espacio de trabajo a otros organismos estatales.
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