15 de diciembre de 2016

Replicarán el modelo de "pacificación" de la villa 31 en otras zonas peligrosas del país


La policía de prevención barrial logró bajar la tasa de homicidios en las villas de Retiro

El modelo de Policía de Prevención Barrial implementado este año en la villas 31 y 31 bis para reducir los niveles de violencia será replicado en otros barrios conflictivos de todo el país. Será ese el objetivo central de las políticas públicas contra el delito para el año próximo, según se acordó ayer en la reunión del Consejo de Seguridad Interior.

La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich , puso la propuesta a consideración de los ministros provinciales, que aceptaron de inmediato planificar el trabajo conjunto en las zonas más golpeadas por la violencia. La intención oficial es capacitar a las fuerzas de seguridad provinciales para formar sus propios grupos de "pacificadores", tal como se conoce a los agentes que cumplen el rol de policías más cercanos al vecino en las zonas conflictivas.

Durante la reunión, la quinta realizada este año entre los principales funcionarios de seguridad provinciales con sus pares nacionales, el Ministerio de Seguridad exhibió los resultados de la intervención realizada desde abril pasado en los asentamientos del barrio de Retiro. Allí bajó drásticamente la cifra de homicidios desde que las fuerzas federales, en especial la Policía Federal, ingresaron masivamente en la zona y organizaron un nuevo sistema de prevención.

El esquema de trabajo realizado en las villas 31 y 31 bis copió en parte la forma de actuar de las fuerzas policiales en las favelas de Río de Janeiro. En un primer momento las tropas especiales ingresan en gran número para controlar el asentamiento y desalojar a los grupos narcos (etapa de saturación); luego deben arribar otros actores estatales para mejorar las condiciones de vida en el lugar (salud, educación, justicia, acción social, infraestructura). Para sostener esa presencia están las unidades de Policía de Prevención Barrial, que buscan resolver los conflictos cotidianos que antes, por ausencia del Estado, podían escalar hasta un final sangriento.

Las villas de Retiro se ubican en una de las zonas de más movimiento de la ciudad. Tres terminales ferroviarias y la estación de ómnibus ocupan los terrenos vecinos a los asentamientos. A sólo 300 metros de allí están los tribunales federales de Comodoro Py y las sedes de la Armada y de la Fuerza Aérea. Y casi enfrente a la villa 31 está el Edificio Centinela, sede de la Gendarmería.

En esa zona se había establecido uno de los puntos más calientes en el mapa de homicidios en la Capital. El año pasado se registraron allí 29 asesinatos y entre enero y abril pasado se sumaron otros seis crímenes. Bandas narcos disputaban por el control de ese territorio de más de 50.000 habitantes.

El 7 de abril pasado 500 agentes de la Federal irrumpieron en la villa 31 por orden del juez federal Ariel Lijo. La excusa fue una causa de tráfico de drogas. Pero el objetivo primario fue mostrar la fuerza pública para quedarse en el lugar. Desde entonces, según la información que circuló ayer entre los ministros provinciales, se pasó de aquellos 30 homicidios en 16 meses a seis crímenes en ocho meses. Ese dato entusiasmó a los referentes de la seguridad de las provincias, que pidieron empezar a ejecutar el programa en sus territorios. En la propia reunión del Consejo de Seguridad empezaron ayer a lanzarse potenciales lugares para avanzar con los "procesos de pacificación".

"El objetivo del año tiene que ser bajar las tasas de homicidios y de lesiones por armas de fuego", planteó la ministra Bullrich a sus pares provinciales. Expresó la necesidad de identificar los barrios con alta intensidad de asesinatos para concretar políticas focalizadas de prevención. Y explicó, también, que el trabajo desarrollado en las villas 31 y 31 bis afectó positivamente -hacia la baja- la tasa de homicidios de toda la ciudad de Buenos Aires.

El secretario de Seguridad, Eugenio Burzaco, en tanto, destacó que uno de los esfuerzos principales de esta clase de programas de prevención debe aplicarse a sostener en el tiempo la presencia de la fuerza policial y del resto de las agencias estatales. En ese sentido, pidió a los funcionarios provinciales que inicien, dentro de sus distritos, la planificación con las áreas de salud, desarrollo social y educación.

En las villas 31 y 31 bis, por caso, los búnkeres de drogas desarticulados fueron reconvertidos en centros sociales y bibliotecas públicas. Deporte y cultura son ejes importantes en estos proyectos que tienen a las policías como elementos de pacificación para dar espacio de trabajo a otros organismos estatales.

Más allá de la presencia de fuerzas federales, los asentamientos de Retiro empezaron a ser parte de un proyecto de urbanización ideado por el gobierno porteño, que se comprometió a invertir unos 6000 millones de pesos para reconvertir la zona en un barrio formal. Pero el primer paso se dio con un combate directo contra la violencia. Esa idea se replicará en las provincias.

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