10 de noviembre de 2016

Creció un 500% el secuestro de drogas sintéticas y van a prohibir 61 nuevas

Se multiplican los decomisos de pastillas de éxtasis y otras drogas sintéticas

Por Virginia Messi (Clarín)

“Dentro de la lista, todo. Fuera de la lista, nada”. Desde que en 1989 entró en vigencia la ley de estupefacientes (número 23.737), la lucha contra el narcotráfico en Argentina se rigió, y sigue haciéndolo, por una lógica cerrada: sólo pueden ser consideradas drogas prohibidas las sustancias que estén incluidas en el decreto complementario de la norma. Este criterio no presenta dificultades a la hora de enfrentar a los narcos tradicionales, cuya mercancía es la cocaína o la marihuana. Pero tiene el poder de una carabina vieja contra los traficantes de drogas sintéticas, que cambian constantemente la composición de sus productos para aprovechar los vacíos legales.

La carrera es desigual porque con modificar apenas una molécula del preparado de la droga las organizaciones narco prácticamente se garantizan la impunidad. Como contrapartida, la actualización de la lista -tarea a cargo del Poder Ejecutivo- es tremendamente lenta: la primera fue confeccionada en 1991 y sólo se amplió dos veces, en 2010 y en 2015. Ahora, según pudo confirmar Clarín, está a punto de ver la luz una cuarta versión, que prohibirá 61 sustancias nuevas. Estas se sumarán a las 244 ya incluidas, por lo que la lista crecerá un 25%. Pero esto tampoco garantiza nada.

El problema de las drogas sintéticas no es menor porque mes a mes -a nivel local, regional y mundial- crecen tanto el volumen de comercialización como la variedad de productos en oferta. Por un lado, la base de datos de Naciones Unidas (actualizada a septiembre de este año) incluye 650 sustancias psicoactivas (NSP) denunciadas desde diferentes países, lo que demuestra la velocidad con la que los narcotraficantes logran desmarcarse de la ley.

Por otro, según estadísticas del Ministerio de Seguridad de la Nación, el decomiso de drogas de diseño (contempladas en la ley) creció más de un 500% en los primeros 10 meses de 2016 respecto al mismo período de 2015: pasó de 22.244 dosis a 139.204.

Esto habla de un mercado cada vez más atractivo en el que la vedette indiscutible es el éxtasis. Solamente ayer se incautaron casi 25.000 pastillas en dos operativos concretados en Córdoba y el oeste del conurbano bonaerense: en un día, el equivalente a todo el secuestro de 2015.

“Si tenemos en cuenta que el crecimiento del decomiso de cocaína creció también en este período, pero sólo entre un 40 y un 50%, nos encontramos frente a un fenómeno que requiere trabajar con mayor celeridad. La cocaína es la cocaína y punto, puede estar más o menos cortada, pero nada más. El universo de las drogas químicas es muchísimo más dinámico y complejo”, definió ante Clarín Martín Verrier, subsecretario de Lucha contra el Narcotráfico, una de las áreas clave a cargo del secretario de Seguridad, Eugenio Burzaco.

Con la idea de la “legalización” absolutamente fuera de agenda, desde diferentes áreas del Estado (Ministerio de Seguridad, Sedronar, ANMAT, CONICET, Procuraduría de Narcocriminalidad) se están preparando dos misiles legales para ir contra el auge de las drogas sintéticas en el país.

El primero es esta nueva actualización de la lista de sustancias prohibidas y el segundo es un cambio de paradigma, ampliando los controles a familias y subfamilias de sustancias, para facilitarles a los jueces el encuadramiento de las drogas secuestradas en los operativos.

“El decreto ya está listo. Son 61 nuevas sustancias. Actualmente está esperando aprobación en la Secretaría Legal y Técnica y sabemos que ésta ya le pidió su opinión a la Sedronar”, confío Verrier a Clarín. Un poco más trabajosa es el tarea de separar las sustancias por familias (en genéricos) para darle una herramienta más amplia a la Justicia.

A mediados de abril, la tragedia de Time Warp -la fiesta electrónica organizada en Costa Salguero, donde cinco jóvenes murieron por sobredosis- puso bajo el reflector el uso y abuso de drogas de diseño. Fue la primera alerta de una batalla nueva e inexorable, que abre nuevos frentes semana a semana.

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