3 de abril de 2016

Una cocina de cocaína con trampa explosiva

El arsenal encontrado en la cocina de cocaína en la localidad bonaerense de San Vicente

Por Gustavo Carabajal (La Nación)

Fue como en las películas de acción que se realizan en Hollywood. Aunque el escenario era muy distinto del que se muestran en los films o series americanas sobre narcotraficantes, pues la situación era real. Los explosivos eran de verdad.

El lunes último, un grupo de la Gendarmería Nacional irrumpió en una vivienda situada en el barrio La Merced, de San Vicente. Era uno de los diez allanamientos simultáneos ordenados por la justicia federal con el objetivo de desbaratar una banda de narcotraficantes que operaba en Corrientes y en el conurbano. Cuando los gendarmes entraron en una de las habitaciones advirtieron que estuvieron a punto de perder la vida. Los dos narcos que vivían en esa casa habían dejado una trampa explosiva para eliminar todas las pruebas de la cocina de cocaína que instalaron en ese inmueble. Entre el placard y una mesa de luz, habían colocado dos frascos plásticos con rollos de cables blancos y amarillos que estaban soldados a dos cilindros metálicos.

Según el peritaje realizado por los técnicos de la Sección Especialista en Desactivación de Explosivos de la Gendarmería, el artefacto estaba formado por seis detonadores de explosivos eléctricos y había sido preparado para destruir la vivienda en caso de que fuera allanada. Según fuentes de la investigación, tan sorpresivo fue el operativo que los narcos no tuvieron tiempo de activar el explosivo casero.

Además, dentro de la vivienda, los efectivos de la Gendarmería hallaron dos prensas hidráulicas industriales de 25 toneladas de presión.

En otro sector de la casa, los gendarmes encontraron el resto de la cocina, compuesta por una termoselladora eléctrica, tres balanzas de precisión, coladores industriales, dos bolsas con soda cáustica, envases de ácido sulfúrico, acetona y éter; estos últimos elementos constituyen los precursores químicos necesarios para elaborar clorhidrato de cocaína a partir de la destilación de la pasta base.

Los allanamientos se realizaron en Merlo, Wilde, San Vicente y San Miguel del Monte, en Buenos Aires y en la ciudad de Itatí, en Corrientes. En tanto que los investigadores de la Gendarmería fueron supervisados por el juez federal Sergio Torres. Durante los operativos fueron apresados 25 integrantes de la organización que se dedicaba a traficar marihuana y cocaína desde Paraguay para distribuirla en el conurbano. Los investigadores establecieron que la banda acopiaba la droga en una estancia de Corrientes y luego la trasladaba a distintos domicilios del conurbano donde fraccionaba la marihuana y cocinaba la pasta base de cocaína.

Preparados para una guerra

Al revisar los resultados de los allanamientos, los investigadores hicieron el recuento de las pruebas secuestradas y advirtieron el arsenal que tenía la banda de narcotraficantes. Durante los distintos procedimientos fueron halladas 40 armas. En el arsenal había dos fusiles FAL, supuestamente robados de una guarnición militar. Además del poder de fuego de la organización narco, a los gendarmes les llamó la atención la cantidad de municiones que había acopiado el grupo delictivo, como si estuviera preparando un enfrentamiento con otra banda para combatir por el territorio para vender la droga.

Solamente en una de las viviendas, los efectivos de la Gendarmería encontraron casi 300 municiones calibre 7.62 para fusiles FAL y 500 proyectiles 9 mm.

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