De mochila roja, la jueza Arroyo Salgado participa en una inspección
Por Gabriel Di Nicola (La Nación)
César Cornejo Miranda
nació hace 45 años en Guadalajara, México. Nunca llegó a completar sus estudios
como ingeniero industrial, pero sus conocimientos fueron fundamentales. Desde
abril de 2014 está preso en la cárcel de Ezeiza acusado de ser integrante de
una banda narco que, desde la Argentina, traficaba cocaína a tierra azteca. La
sospecha es que la organización criminal, a la que le secuestraron un
cargamento de más de dos toneladas de droga, tenía vínculos con el poderoso y
temible cartel de Sinaloa, liderado por el recientemente recapturado Joaquín
Guzmán Loera, conocido mundialmente como "el Chapo".
Cornejo Miranda, alias
"Cha" y "Chacito", y otros cinco sospechosos más serán
juzgados por el Tribunal Oral en lo Penal Económico (TOPE) N° 1, integrado por
los jueces Susana Pellet Lastra y Jorge Pisarenco. El juicio oral y público podría
comenzar después de mitad de año y el Ministerio Público estará representado
por el fiscal Marcelo Agüero Vera.
La investigación estuvo a
cargo de la jueza federal de San Isidro Sandra Arroyo Salgado y el fiscal
federal Fernando Domínguez, que tuvieron la colaboración de detectives de la
Gendarmería nacional.
El caso, además del
supuesto vínculo de los sospechosos con el cartel de Sinaloa, tuvo repercusión
pública en abril pasado, pues "Chacito" se resistió a tiros a un
procedimiento realizado por uniformados de la Gendarmería en el departamento de
la casa de su novia, en Belgrano. También se amotinó tres horas y tomó como
rehenes a los familiares de su pareja.
Por arriba de Cornejo
Miranda había una persona, también mexicana, a quien sólo se pudo identificar
con el apodo de "Quique". La organización, según Arroyo Salgado,
operaba desde, por lo menos, junio de 2012. La investigación se inició ese año,
cuando se comenzaron a seguir los pasos de tres policías federales que "se
encontraban en tratativas para dar apoyo y protección en un presunto transporte
de estupefacientes organizado por ciudadanos colombianos vinculados al cartel
de «el Chapo» Guzmán", según se desprende del expediente judicial.
Controles burlados
Cuando procesó a Cornejo
Miranda, la jueza federal Arroyo Salgado sostuvo que la actuación de
"Chacito" fue hecha con el doble propósito de "repeler la
actuación de la Justicia argentina y llamar la atención de los medios de
comunicación a fin de alertar sobre la pesquisa en ciernes al resto de la
organización criminal. Dato no menor resulta que ese espacio temporal (las tres
horas que se atrincheró) fue usado en provecho propio y de sus socios en la
faena (sic) delictiva a los que llamó telefónicamente sin ser atendido pues
estaban viviendo en simultáneo el allanamiento a sus domicilios".
La organización
narcocriminal, que integraría "Chacito" Cornejo Miranda, logró burlar
los controles argentinos y mexicanos: ocultó más de dos toneladas de cocaína
líquida en dos transformadores eléctricos trifásicos, que fueron despachados
desde el puerto de Dock Sud, Avellaneda, y llegaron a Puerto Progreso, en la
ciudad mexicana de Mérida.
La droga fue descubierta
después de que Arroyo Salgado, el fiscal Domínguez y autoridades de la Aduana y
de la Gendarmería viajaron a México. Los transformadores pudieron ser retenidos
luego de una comunicación que se hizo por vía diplomática. Los investigadores
estaban convencidos de que la droga podía estar oculta en los transformadores
después de los allanamientos realizados la noche en que "Chacito" se
resistió a los tiros.
Para Arroyo Salgado fue
fundamental el rol de Cornejo Miranda para poder ocultar la cocaína líquida en
los transformadores porque "tenía conocimientos específicos en materias de
ingeniería industrial". Según la magistrada, la metodología utilizada
"puso al descubierto las sofisticadas maniobras por medio de las que la
empresa criminal se garantizaba el traslado subrepticio del cargamento del
estupefaciente".
"De no haber sido
por la convicción y perseverancia que primó en el desarrolló de la
investigación, el cargamento ilegal habría pasado inadvertido, llegando
incólume a su destino final. Está fehacientemente documentado que los
transformadores despachados superaron todos los controles aduaneros de la
Argentina y México: rayos X, rayos gamma y controles caninos", explicó la
jueza.
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