4 de octubre de 2015

Penitenciario con marihuana en Córdoba

Vista del Complejo Carcelario "Reverendo Francisco Luchesse", en Bouwer, Córdoba

El Tribunal Oral Federal N° 1 de la ciudad de Córdoba postergó el juicio contra el penitenciario Ariel Alejandro Nicolai, a quien le encontraron droga cuando se encontraba en un puesto de observación de la cárcel de Bouwer.

Nicolai iba a ser juzgado por tenencia de estupefacientes, a cinco años de que fuera descubierto de manera casual con alrededor de 50 gramos de marihuana. El 1 de septiembre de 2010, otro guardiacárcel retiró su campera de un perchero y al hallar la droga se dio cuenta de que era de otra persona.

Nicolai fue imputado por la fiscal Graciela López de Filoñuk, quien elevó la causa a juicio en diciembre de 2011. Cuando estaba todo listo para juzgarlo, el guardiacárcel sufrió un accidente de trabajo. Cuando trasladaba a un fajinero al Módulo MD-2, se le cerró el portón de ingreso y le tuvieron que amputar un dedo.

A pesar de que estaba procesado, y más allá de la demora de la Justicia federal en juzgarlo, el hombre siguió desempeñándose en el penal de Bouwer.

Carpeta médica

“No pudimos iniciar el juicio porque presentó carpeta médica. Esto demuestra que seguía trabajando en el SPC. Dos de sus compañeros, a lo mejor tratando de salvarlo, declararon que la droga no era para él, sino que se la iba a ‘plantar’ a un preso, lo que es más grave”, opina el fiscal Maximiliano Hairabedian.

El manejo de estupefacientes por personal penitenciario no es ajeno a los tribunales. En su momento, René “el Chancho” Sosa denunció que la Policía “planta” drogas. Terminó sobreseído el jueves por el almacenamiento de cocaína en una casa de Villa Carlos Paz, aunque lo condenaron a ocho años por la compra de pasta base en matafuegos.

La existencia de drogas y celulares en las cárceles es materia de preocupación de fiscales provinciales y federales. Hay coincidencia en que las grandes cantidades de estupefacientes no podrían ingresar sin la complicidad del personal penitenciario.

“En los medios periodísticos se asombran cuando descubren un video, pero para nosotros es común”, sostuvo uno de los fiscales consultados.

A los magistrados, les extraña y se preguntan: ¿por qué no se bloquean los celulares? Además de los secuestros exprés, desde las cárceles son amenazados testigos que van a declarar en juicios a partir de las denuncias en las unidades judiciales.

Hubo una propuesta a las autoridades del SPC para combatir la corrupción del personal penitenciario, sobre todo a altas horas de la noche, cuando nadie impide que un guardiacárcel pueda salir hasta donde tiene el auto estacionado y retirar droga, celulares, armas blancas y bebidas alcohólicas. El complejo de Bouwer cuenta con lo que se denomina “techo técnico”, que es un espacio que queda entre el cielo raso y la losa.

Se les sugirió que instalaran cámaras para filmar los movimientos del personal penitenciario, sobre todo de noche, cuando nadie los ve. La Justicia autorizaría la instalación, sin que los guardiacárceles se enteraran.

¿Por qué no se toman esas medidas de seguridad u otras similares? Mirar para otro lado, que los presos se droguen o emborrachen y hasta que hablen por teléfono pueden funcionar para mantenerlos más o menos tranquilos y evitar incidentes graves o motines, comentan en Tribunales.

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