Juan Arredondo Inga, el sicario peruano detenido en el penal de Ezeiza
Por Leonardo De Corso (Clarín)
Los cuatro crímenes fueron brutales y estuvieron relacionados con el tráfico de drogas. Ocurrieron dentro de la villa 31 bis de Retiro en sólo 40 días y todas las víctimas fueron de nacionalidad peruana: Mónica Rojas Palma recibió seis tiros, el último en la cabeza; a Guido Giménez Verón le cortaron tres dedos de una mano y le dieron cuatro balazos; Jean Márquez Leao recibió 25 disparos desde una moto; y Maicol Sánchez Ircash terminó con 10 plomos de pistola calibre 9 milímetros en el cuerpo.
La Justicia cree que el gatillo lo apretó siempre el mismo hombre. Se llama Juan Arredondo Inga, tiene 24 años, es peruano y lo apodan “Piedrita”. Está sindicado como sicario de César Morán de la Cruz (39, alias “El Loco”), un poderoso narco que desde la cárcel de Devoto maneja el negocio de las drogas en la villa 31 bis de Retiro (ver).
“Piedrita” –hoy detenido– es de muy bajo perfil, callado y de mirada fría. Pero a la vez es un hombre de acción. Empezó trabajando para “El Loco” César como “perro” (como les dicen a los sicarios peruanos), pero por su fidelidad y violencia extrema llegó a ser también él un referente narco de la zona y a manejar la “Casa del Pueblo”, el principal centro de distribución y venta de drogas de la villa 31 bis.
La “Casa del Pueblo” es una construcción de dos pisos ubicada entre la manzana 99 y la 102, en el Playón Este, a sólo 200 metros de 9 de Julio y Libertador, una de las zonas más exclusivas de la Capital Federal. “A esa propiedad le dicen así porque viven los ‘soldaditos’ que trabajan para el ‘Loco’ Cesar. Se cobijan todos ahí”, cuentan.
Arredondo Inga fue detenido el 18 de julio. Pero ya había estado preso en Devoto por robo, disparo de arma de fuego y lesiones entre 2013 y 2014. En la villa tiene al menos tres mujeres: con dos tiene hijos y una está embarazada.
“Cumplía las órdenes que daba su jefe desde la cárcel. También se encargaba de los vendedores, del dinero que ‘El Loco’ enviaba para celebrar fiestas peruanas o el Día del Niño y, fundamentalmente, de cuidar que ninguna otra banda narco intente sacarles el negocio”, explicó un investigador a Clarín.
Uno de los crímenes por los que procesaron a “Piedrita” es el de Mónica Rojas Palma (32), asesinada el 6 de junio. Dos hombres se metieron en su casa de la manzana 102 a eso de las 22.30. Ella logró escapar y se metió en una peluquería. Los sicarios la siguieron y le pegaron seis tiros delante del dueño del local. El último fue cuando ya estaba en el piso, directo a la cabeza.
Sobre los motivos de este crimen hay dos versiones. Una de las hipótesis es que Rojas Palma –quien no tenía antecedentes– habría sido parte de la distribución de drogas en el Playón Este y se quedó con dinero. La segunda: cuestiones pasionales, ya que había tenido una relación sentimental con “El Loco” antes de que cayera preso.
Los investigadores tiene la certeza de que, el 3 de julio, “Piedrita” también mató a Guido Giménez Verón (20). El joven fue asesinado a balazos, pero antes de matarlo le cortaron tres dedos.
“Era un chico adicto que además vendía. Había estado internado por su adicción al paco. Al parecer, se quedó con drogas que le dio ‘Piedrita’ para vender. Le amputaron los dedos para que a ningún otro vendedor se le ocurra hacer lo mismo”, contó un investigador.
El tercer ataque que le imputan a “Piedrita” ocurrió el 5 de julio a las 23.40. Jean Márquez Leao (20) estaba en la puerta de su casa de la manzana 111 cuando tres sicarios pasaron por la puerta y lo ejecutaron de 25 tiros. Habría sido una venganza por un crimen narco que habría cometido, por el que la Policía ya lo estaba investigando.
Además, “Piedrita” está procesado por la muerte de Maicol Sánchez Ircash, quien fue ejecutado el 15 de julio en la manzana 115. Le pegaron seis balazos en la espalda y otros cuatro en el pecho. El hombre tenía antecedentes y prohibición de entrar al país. Le decían “Lagrimita”, era parte de una banda narco de Pilar y respondía a un hombre apodado “Centella”, que fue detenido el año pasado junto a otros peruanos con 18 kilos de cocaína.
“La víctima de ese crimen quería hacerse cargo de la venta de drogas en la ‘Casa del Pueblo’ y Arredondo Inga no se lo permitió”, contaron fuentes del caso.
Los asesinatos empezaron a ser investigados por la División Homicidios de la Policía Federal. Familiares de las víctimas les dijeron a los agentes que el asesino era “Piedrita”. Pero no sabían su nombre real.
Agentes encubiertos empezaron a trabajar entonces en la villa. Hasta que descubrieron que “Piedrita” era Arredondo Inga.
Tres días después del asesinato de “Lagrimita”, se hicieron ocho allanamientos en la villa. Arredondo Inga fue detenido cuando estaba con su novia (de 21 años, embarazada de 5 meses) en la “Casa del Pueblo”. Tenía una pistola 9 milímetros que había sido usada para matar a Rojas Palma y a “Lagrimita”.
En otro de los procedimientos, en la manzana 111, los agentes encontraron cuatro pistolas, un revólver, cuatro escopetas, dos carabinas, un chaleco antibalas, una granada y ocho celulares. Entre esas armas están las que se usaron para ejecutar a Márquez Leao y a Giménez Verón.
En un primer momento “Piedrita” fue alojado en el pabellón 8 del módulo 2 de Devoto, con otros 80 peruanos. Luego tuvo que ser llevado a Ezeiza para que no lo maten.
“Hombres de la banda de ‘Lagrimita’ que están en Devoto quisieron asesinarlo. Por eso ‘Piedrita’ fue trasladado al penal de Ezeiza, donde ahora está protegido”, resaltó una fuente del caso.
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