El procedimiento fue llevado a cabo por la Policía Federal
Por Miguel Escalante (El Tribuno, Salta)
Un impresionante operativo antinarcótico
fue puesto en escena la mañana de ayer por la Policía Federal Argentina en uno
de los bastiones más violentos y conflictivos de la capital salteña. Unos 50
efectivos irrumpieron con las primeras luces de ayer y se desplazaron de manera
estratégica por las calles y pasajes del barrio Ceferino, en Córdoba al 2000,
contra la costanera del río Arenales.
La acción, que en un primer momento no se
detuvo en domicilio alguno ni contra persona alguna, fue una demostración
pública de la fuerza a la que se estaban enfrentando los principales dealers de
la zona, que habían estado operando hasta las 6.30, como pudo observar este
medio a través de su equipo de periodistas.
Fue un despliegue tipo militar, con
armamento y equipamiento adecuado como para repeler cualquier agresión o
resistencia para luego pasar a los allanamientos y a las detenciones que fueron
seguidas por numeroso público que miró asombrado cómo las principales bocas de
expendio eran "reventadas", una tras otra, sin que ninguno de los
moradores de esas viviendas o aguantaderos ofrecieran resistencia.
Ese fue el sino de la jornada.
Lo
secuestrado
Desde la fuerza federal se informó que el
éxito de la operación se vio coronado con el secuestro de gran cantidad de
dosis de paco, marihuana, elementos de corte y máquinas para fraccionamiento,
entre ellas balanzas electrónicas, celulares y objetos afines al comercio
ilícito de sustancias prohibidas.
Trascendió que para el operativo llevado a
cabo ayer la Policía Federal Argentina tuvo el apoyo de un grupo comando con
asiento en la ciudad de San Miguel de Tucumán y una gran cantidad de efectivos
que revistan en esta provincia.
El operativo comenzó a las 7.30 cuando en
el lugar ya se encontraba personal de civil marcando los distintos lugares que
luego fueron allanados.
A las 8, el barrio Ceferino se hallaba
prácticamente sitiado, ya que sus accesos y vías de escape hacia el río
Arenales se hallaban bloqueadas por personal federal.
Pocos minutos después dos grupos de elite
partieron desde dos direcciones opuestas y cerraron el barrio.
El vecindario quedó azorado porque en solo
minutos habían sido rodeados y no les quedó más remedio que quedarse cada cual
en su domicilio.
No hubo tiempo para la reunión ni para
esbozar una protesta. Las personas que salieron para ir a sus respectivas
labores fueron custodiadas prácticamente por la mirada de los policías que se
ubicaron estratégicamente en el barrio.
Luego comenzaron los allanamientos en
domicilios marcados por la investigación previa de las bocas de expendio que
funcionaron -incluso- hasta minutos antes del operativo.
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