El arsenal encontrado en la cocina de cocaína en la localidad bonaerense de San Vicente
Por Gustavo Carabajal (La Nación)
Fue como en las películas
de acción que se realizan en Hollywood. Aunque el escenario era muy distinto
del que se muestran en los films o series americanas sobre narcotraficantes,
pues la situación era real. Los explosivos eran de verdad.
El lunes último, un grupo
de la Gendarmería Nacional irrumpió en una vivienda situada en el barrio La
Merced, de San Vicente. Era uno de los diez allanamientos simultáneos ordenados
por la justicia federal con el objetivo de desbaratar una banda de
narcotraficantes que operaba en Corrientes y en el conurbano. Cuando los
gendarmes entraron en una de las habitaciones advirtieron que estuvieron a
punto de perder la vida. Los dos narcos que vivían en esa casa habían dejado
una trampa explosiva para eliminar todas las pruebas de la cocina de cocaína
que instalaron en ese inmueble. Entre el placard y una mesa de luz, habían
colocado dos frascos plásticos con rollos de cables blancos y amarillos que
estaban soldados a dos cilindros metálicos.
Según el peritaje
realizado por los técnicos de la Sección Especialista en Desactivación de
Explosivos de la Gendarmería, el artefacto estaba formado por seis detonadores
de explosivos eléctricos y había sido preparado para destruir la vivienda en
caso de que fuera allanada. Según fuentes de la investigación, tan sorpresivo
fue el operativo que los narcos no tuvieron tiempo de activar el explosivo
casero.
Además, dentro de la
vivienda, los efectivos de la Gendarmería hallaron dos prensas hidráulicas
industriales de 25 toneladas de presión.
En otro sector de la
casa, los gendarmes encontraron el resto de la cocina, compuesta por una
termoselladora eléctrica, tres balanzas de precisión, coladores industriales,
dos bolsas con soda cáustica, envases de ácido sulfúrico, acetona y éter; estos
últimos elementos constituyen los precursores químicos necesarios para elaborar
clorhidrato de cocaína a partir de la destilación de la pasta base.
Los allanamientos se
realizaron en Merlo, Wilde, San Vicente y San Miguel del Monte, en Buenos Aires
y en la ciudad de Itatí, en Corrientes. En tanto que los investigadores de la
Gendarmería fueron supervisados por el juez federal Sergio Torres. Durante los
operativos fueron apresados 25 integrantes de la organización que se dedicaba a
traficar marihuana y cocaína desde Paraguay para distribuirla en el conurbano.
Los investigadores establecieron que la banda acopiaba la droga en una estancia
de Corrientes y luego la trasladaba a distintos domicilios del conurbano donde
fraccionaba la marihuana y cocinaba la pasta base de cocaína.
Preparados para una guerra
Al revisar los resultados
de los allanamientos, los investigadores hicieron el recuento de las pruebas
secuestradas y advirtieron el arsenal que tenía la banda de narcotraficantes.
Durante los distintos procedimientos fueron halladas 40 armas. En el arsenal
había dos fusiles FAL, supuestamente robados de una guarnición militar. Además
del poder de fuego de la organización narco, a los gendarmes les llamó la
atención la cantidad de municiones que había acopiado el grupo delictivo, como
si estuviera preparando un enfrentamiento con otra banda para combatir por el
territorio para vender la droga.
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