El momento en Gendarmería Nacional realiza el procedimiento que permitió el secuestro de 120 kilos de cocaína
El operativo antidroga
fue bautizado “Gorila Blanco”, simplemente porque al líder de la organización
–con base en Salvador Mazza (Salta)– se lo conocía con el apodo de “Maguila”.
En total, unos 120 kilos de cocaína fueron secuestrados por Gendarmería en uno
de los accesos de Tartagal, adonde la droga iba a ser “enfriada” para partir
luego hacia su destino final en la provincia de Buenos Aires. De allí, se cree,
iría rumbo a Europa.
Fue un nuevo caso de
“narcopolítica”. Para tratar de eludir los controles en la ruta, la banda usó
como transportistas a funcionarios locales. Colocaron un Fiat Idea repleto de
droga (120 paquetes guardados en cuatro bolsas de arpillera colocadas en el
baúl) en el medio de un convoy de vehículos en los que iban más integrantes de
la organización.
El secuestro de la
cocaína y la detención de gran parte de la organización se concretó el 27 de
noviembre pasado, pero recién hace unos días trascendieron los detalles de la
investigación. Fue cuando el juez federal 2 de Salta, Miguel Antonio Medina,
resolvió procesar a los seis detenidos. Entre ellos, dos funcionarios del
SENASA (Servicio Nacional de sanidad y Calidad Agroalimentaria) de Salvador
Mazza.
De acuerdo al planteo del
fiscal Ricardo Toranzos, estos dos funcionarios –Faustino Irineo Urzagaste (35)
y Martín Alejandro Toledo (38)– eran muy útiles para el jefe de la organización
–identificado como Jorge Luis “Maguila” López Segade (49)– ya que eran
conocidos en la zona. El capo confiaba en que eso los ayudaría a sortear los
controles.
Al ser indagados, Toledo
–jefe del SENASA de Salvador Mazza– negó cualquier relación con la droga y dijo
que estaba en el auto en el que se secuestró la droga porque su compañero y
subalterno, Urzagaste, lo había invitado a ir a Tartagal a pescar ese fin de
semana.
En este punto, Urzagaste
apoyó la versión de su jefe. Pero lo cierto es que en el vehículo había mucha
cocaína pero ni una caña de pescar.
“Toledo no tenía
conocimiento de la maniobra. Es mi jefe y, como le gusta pescar, lo invité a
que me acompañara a Tartagal para ir al dique Itiyuro”, declaró Urzagaste. Y
dio una curiosa version sobre cómo fue reclutado: “Refirió que en un partido de
fútbol fue contactado por una persona de nacionalidad boliviana que dijo
llamarse Juan Quispe, al que describió como de unos 35 o 40 años de edad, de
baja estatura, morocho, cabello negro y contextura física normal”.
Más allá descripción
–repleta de características muy usuales en la zona–, el imputado agregó que
este hombre “le ofreció hacer un trabajo y que, si bien en un principio se
negó, como tenía un hijo enfermo le pidió dinero prestado al nombrado y, como
no podía devolvérselo, aceptó su proposición de llevar cocaína hasta Tartagal”.
El mismo 27 de noviembre
en el que se secuestró la cocaína se detuvo a otros tres integrantes de la
banda en la provincia de Salta. En cuanto a “Maguila”, el juez Medina ordenó el
allanamiento de su casa en la localidad bonaerense de Villa Luzuriaga (La
Matanza), donde fue detenido.
A la hora de los
procesamientos, el juez decidió imponerles a todos los detenidos la prisión
preventiva. El más complicado resultó López Segade, a quien consideró
“responsable del delito de organización de tráfico de estupefacientes” y lo
embargó en 500.000 pesos.
“Como López Segade tiene
doble nacionalidad argentina/española, las sospechas son que él era el
encargado de cobrar en España los envíos que mandaban y luego hacerse remitir
el dinero a la Argentina con excusa de algún pago”, explicaron fuentes del caso
a Clarín.
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