Alejandro García Álvarez, alias "Gato Seco", cerebro del desembarco de narcos en Argentina
Por Virginia Messi (Clarín)
Si todo sale como está
previsto, el próximo jueves a la madrugada el Aeropuerto Internacional de
Ezeiza se convertirá en zona sitiada. Unos 200 oficiales –entre agentes del
Grupo Especial de Operaciones Federales (GEOF), del Grupo Especial del
Intervención (GEI) del Servicio Penitenciario Federal y de la Policía de
Seguridad Aeroportuaria (PSA)– tendrán como misión resguardar la vida y
frustrar cualquier intento de rescate de un sólo hombre: el colombiano
Alejandro Gracia Alvarez (47).
Señalado, entre otras
cosas, como el primer adelantado en la ola migratoria de grandes narcos
colombianos hacia la Argentina –lo que en algún momento le valió el apodo de
“El Embajador”–, Gracia Alvarez fue detenido en Bogotá en enero de 2015: cuando
le cayeron encima iba en la parte trasera de una camioneta blindada,
acompañando a su amante al cirujano plástico. El jueves llegará desde su país
en calidad de “extraditado” y quedará a disposición del juzgado federal N° 2 de
Lomas de Zamora en el marco de la causa que derivó en el operativo “Luis XV”,
durante la Semana Santa de 2012. Su indagatoria –a cargo del juez Federico
Villena y el secretario Maximiliano Callizo– será el viernes.
Aquí las autoridades lo
señalan como jefe de una banda de narcotraficantes que triangulaba cocaína a
Europa y por lavar cerca de 900 millones de dólares del clan liderado por el
también colombiano Ignacio “Nacho” Alvarez Meyendorff (56), extraditado a
Estados Unidos desde Argentina en 2013. De hecho media familia Meyendorff
(esposa, hijos y madre) será juzgada este año por la Justicia federal de La
Plata por lavado. Y es probable que el propio “Nacho” viaje desde Estados
Unidos a declarar.
Pero la de “narco” no es
la acusación más pesada contra Gracia: buena parte de los 50 procesados de
“Luis XV” cree que fue él quien los delató, trabajando como informante de la
DEA. Por eso el jueves el recorrido de 12 kilómetros entre
el Aeropuerto y el Complejo Penitenciario I de Ezeiza estará supercontrolado.
Por eso también las autoridades penitenciarias aún no saben en qué pabellón
alojarlo. Tienen miedo de que lo maten.
Conocido por el apodo de
“Gato Seco” –así lo bautizaron en Cali, porque de chico era muy flaquito–,
Gracia Alvarez quedó prófugo de la Justicia argentina hace cuatro años, cuando
se secuestraron 280 kilos de cocaína que iban a ser enviados al exterior en
muebles de estilo (de ahí el nombre “Luis XV” para el operativo). Pero la causa
–iniciada en 2004 y reimpulsada en 2007 por la DEA y la Policía colombiana–
significó mucho más que ese decomiso: derivó en la debacle de los Meyendorff,
uno de los clanes familiares más poderosos llegados de Colombia a la Argentina.
Gracia Alvarez fue quien
recibió a Ignacio Alvarez Meyendorff en Buenos Aires en 2005, cuando “Nacho”
decidió mudarse con toda su familia luego de que un grupo comando secuestrara a
su madre en su país. Gracia lo hizo su socio y le ofreció a su contadora.
En Argentina, “Gato Seco”
había encontrado tierra fértil para sus negocios. Hombre de buen humor, en 2010
abrió un lavadero de autos al que bautizó “Los Artesanos del Lavado”. Aquí
también pudo dar rienda suelta a su altísimo perfil de hombre de la noche:
festejó Halloween en Puerto Madero y alojó novias en el Hotel Faena.
Quienes fueron sus amigos
cuentan que se movía como si fuera un tipo importante, usando de “chapa” el
nombre de su cuñado, Juan Carlos Ramírez Abadía (53, alias “Chupeta), miembro
de la cúpula del cartel narco del Norte del Valle. “Chupeta” –casado con la
hermana de Gracia, con quien tuvo un hijo– lo habría mandado a la Argentina
como “embajador”.
“Chupeta”, por su parte,
se instaló en Brasil, donde logró vivir hasta 2007 como un importante
empresario usando la identidad de un médico argentino. Pese a sus múltiples
cirugías plásticas, al final fue extraditado a Estados Unidos.
En la causa “Luis XV”,
testimonios de otros imputados hablan de las conexiones de Gracia con personal
subalterno de Migraciones y también con diplomáticos de la Embajada de Colombia
en la Argentina. Uno de los testimonios más completos es el de la colombiana
María Claudia de la Misericordia Gómez Martínez (51), quien hoy está siendo
juzgada en La Plata por “Luis XV”.
La mujer, viuda del narco
Juan Carlos Ortíz Escobar (alias “Cuchilla”), emigró a la Argentina en 2010 con
sus dos hijos y se instaló en Nordelta. Vino huyendo de las venganzas y, al
declarar en la causa, fue directo al grano: aseguró que “Alejandro se dedica al
narcotráfico” y contó que, cuando ella llegó al país, Gracia Alvarez la
contactó con un empleado de Migraciones “para que borrara el ingreso al país de
la dicente así nadie podía seguirla, ya que había sido amenazada de muerte en
Colombia”.
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