10 de abril de 2016

El regreso de "Gato Seco": megaoperativo para que no maten al “embajador” de los narcos

Alejandro García Álvarez, alias "Gato Seco", cerebro del desembarco de narcos en Argentina

Por Virginia Messi (Clarín)

Si todo sale como está previsto, el próximo jueves a la madrugada el Aeropuerto Internacional de Ezeiza se convertirá en zona sitiada. Unos 200 oficiales –entre agentes del Grupo Especial de Operaciones Federales (GEOF), del Grupo Especial del Intervención (GEI) del Servicio Penitenciario Federal y de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA)– tendrán como misión resguardar la vida y frustrar cualquier intento de rescate de un sólo hombre: el colombiano Alejandro Gracia Alvarez (47).

Señalado, entre otras cosas, como el primer adelantado en la ola migratoria de grandes narcos colombianos hacia la Argentina –lo que en algún momento le valió el apodo de “El Embajador”–, Gracia Alvarez fue detenido en Bogotá en enero de 2015: cuando le cayeron encima iba en la parte trasera de una camioneta blindada, acompañando a su amante al cirujano plástico. El jueves llegará desde su país en calidad de “extraditado” y quedará a disposición del juzgado federal N° 2 de Lomas de Zamora en el marco de la causa que derivó en el operativo “Luis XV”, durante la Semana Santa de 2012. Su indagatoria –a cargo del juez Federico Villena y el secretario Maximiliano Callizo– será el viernes.

Aquí las autoridades lo señalan como jefe de una banda de narcotraficantes que triangulaba cocaína a Europa y por lavar cerca de 900 millones de dólares del clan liderado por el también colombiano Ignacio “Nacho” Alvarez Meyendorff (56), extraditado a Estados Unidos desde Argentina en 2013. De hecho media familia Meyendorff (esposa, hijos y madre) será juzgada este año por la Justicia federal de La Plata por lavado. Y es probable que el propio “Nacho” viaje desde Estados Unidos a declarar.

Pero la de “narco” no es la acusación más pesada contra Gracia: buena parte de los 50 procesados de “Luis XV” cree que fue él quien los delató, trabajando como informante de la DEA. Por eso el jueves el recorrido de 12 kilómetros entre el Aeropuerto y el Complejo Penitenciario I de Ezeiza estará supercontrolado. Por eso también las autoridades penitenciarias aún no saben en qué pabellón alojarlo. Tienen miedo de que lo maten.

Conocido por el apodo de “Gato Seco” –así lo bautizaron en Cali, porque de chico era muy flaquito–, Gracia Alvarez quedó prófugo de la Justicia argentina hace cuatro años, cuando se secuestraron 280 kilos de cocaína que iban a ser enviados al exterior en muebles de estilo (de ahí el nombre “Luis XV” para el operativo). Pero la causa –iniciada en 2004 y reimpulsada en 2007 por la DEA y la Policía colombiana– significó mucho más que ese decomiso: derivó en la debacle de los Meyendorff, uno de los clanes familiares más poderosos llegados de Colombia a la Argentina.

Gracia Alvarez fue quien recibió a Ignacio Alvarez Meyendorff en Buenos Aires en 2005, cuando “Nacho” decidió mudarse con toda su familia luego de que un grupo comando secuestrara a su madre en su país. Gracia lo hizo su socio y le ofreció a su contadora.

En Argentina, “Gato Seco” había encontrado tierra fértil para sus negocios. Hombre de buen humor, en 2010 abrió un lavadero de autos al que bautizó “Los Artesanos del Lavado”. Aquí también pudo dar rienda suelta a su altísimo perfil de hombre de la noche: festejó Halloween en Puerto Madero y alojó novias en el Hotel Faena.
Quienes fueron sus amigos cuentan que se movía como si fuera un tipo importante, usando de “chapa” el nombre de su cuñado, Juan Carlos Ramírez Abadía (53, alias “Chupeta), miembro de la cúpula del cartel narco del Norte del Valle. “Chupeta” –casado con la hermana de Gracia, con quien tuvo un hijo– lo habría mandado a la Argentina como “embajador”.

“Chupeta”, por su parte, se instaló en Brasil, donde logró vivir hasta 2007 como un importante empresario usando la identidad de un médico argentino. Pese a sus múltiples cirugías plásticas, al final fue extraditado a Estados Unidos.

En la causa “Luis XV”, testimonios de otros imputados hablan de las conexiones de Gracia con personal subalterno de Migraciones y también con diplomáticos de la Embajada de Colombia en la Argentina. Uno de los testimonios más completos es el de la colombiana María Claudia de la Misericordia Gómez Martínez (51), quien hoy está siendo juzgada en La Plata por “Luis XV”.

La mujer, viuda del narco Juan Carlos Ortíz Escobar (alias “Cuchilla”), emigró a la Argentina en 2010 con sus dos hijos y se instaló en Nordelta. Vino huyendo de las venganzas y, al declarar en la causa, fue directo al grano: aseguró que “Alejandro se dedica al narcotráfico” y contó que, cuando ella llegó al país, Gracia Alvarez la contactó con un empleado de Migraciones “para que borrara el ingreso al país de la dicente así nadie podía seguirla, ya que había sido amenazada de muerte en Colombia”.

Si “Luis XV” fuera una película –y no un operativo antinarcóticos– podría decirse que Alejandro Gracia Alvarez sería su actor principal. Su nombre figura casi 350 veces en los autos de procesamiento de los otros 50 involucrados en la causa, simplemente porque estaba en todo. Pese a su importancia en el expediente, cuando la causa estalló (en 2012 con el decomiso de los 280 kilos y en 2013, su derivación por lavado de dinero), “Gato Seco” logró salir ileso y permanecer así hasta enero de 2015. Como otros narcos antes que él, los buenos vientos que lo protegían un buen día cambiaron de dirección. A “Gato Seco” también le tocó caer.

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