10 de abril de 2016

Piden más radares y el derribo de avionetas en Corrientes

El juez federal de Corrientes Carlos Soto Dávila

Por Gabriel Di Nicola (La nación)

Para Carlos Soto Dávila, uno de los dos jueces federales de Corrientes, la solución para terminar con el tráfico de marihuana requiere un profundo trabajo diplomático del gobierno argentino para avanzar en políticas comunes con las máximas autoridades de Paraguay.

"El gobierno nacional debe poner en práctica la ley de derribo y tener una política concreta de radarización. Necesitamos radares que funcionen las 24 horas para tener la frontera controlada", afirmó a LA NACION Soto Dávila, mientras su secretario penal Pablo Molina organizaba una quema de 19 toneladas de marihuana secuestradas por la Prefectura Naval, la Gendarmería Nacional, la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) y la Policía Federal en diferentes allanamientos realizados, en los últimos tiempos, en varias causas judiciales.

La quema fue realizada anteayer en la estancia Santa Rita, situada sobre la ruta 12 entre Paso de la Patria e Itatí. Según explicó el prefecto mayor Bruno Koplin, jefe de la zona Paraná Superior y Paraguay de la Prefectura Naval, la droga quemada fue secuestrada en operativos realizados en Ituzaingó, Itá Ibaté, Itatí, Paso de la Patria y en la ciudad de Corrientes.

El juez federal Soto Dávila tiene en su jurisdicción 320 kilómetros de frontera, desde Paso de la Patria hasta el arco de la entrada a Posadas, la capital misionera.

-¿La ley de derribo no es una sentencia de muerte sin juicio, como dicen los detractores de la iniciativa? -preguntó este enviado al juez Soto Dávila.

-Yo no lo veo así. Es una opinión personal. Hay que utilizar todas las armas legales que tiene el Estado a su alcance para combatir el narcotráfico. El Estado tiene que optar por el ejercicio de la soberanía.

Si bien se trata de la frontera más caliente de la marihuana, ya hubo casos de secuestro de cocaína. Los investigadores sospechan que las bandas narcos ya comenzaron a llevar cocaína desde Bolivia a Brasil para después cruzarla a la Argentina por Corrientes y Misiones, y así evitar otras rutas ya conocidas por las autoridades.

Luego de una recorrida por los alrededores de Itatí, está clara la falta de personal de las fuerzas de seguridad. Sin que nadie lo admita públicamente, operativos como el Cinturón Sur o Centinela, para combatir el delito en el conurbano y en la ciudad de Buenos Aires, disminuyeron en forma notable las dotaciones de gendarmes y prefectos en zonas calientes.

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