Las manchas de sangre y la esquina donde fue asesinado Omar Ibáñez
Por Mariano Gaik Aldrovandi (Clarín)
La escena parece tomada
de una serie de narcos: lo siguieron con un auto, chocaron su moto de atrás y
lo arrastraron 20 metros .
Luego se bajaron del coche, con los rostros cubiertos con máscaras de payaso, y
lo acribillaron de siete tiros en el piso.
La víctima fue Omar Roque
Ibáñez (41), quien habría trabajado para el Sindicato de Panaderos. Lo atacaron
dos sicarios cerca de las 21.30 del jueves cuando iba con su Honda Tornado por
Güemes y Habana, en Villa Martelli (Vicente López). Se cree que el motivo está
íntimamente ligado con el narcotráfico.
“Escuchamos cuatro tiros,
una pausa y otros tres. Vimos un Fiat Palio rojo que salió a toda velocidad
para Constituyentes”, le contó a Clarín Lorenzo, un testigo que estaba en la
vereda de Güemes cuando ocurrió el ataque. Otro vecino confirmó que los autores
tenían “máscaras de payaso”.
“Es ‘El Negro’”, lo
reconoció uno de los que se acercaron a ayudar a la víctima. Vio que tenía su
mochila, un celular y la moto, que dejó una marca de unos 20 metros sobre el
asfalto añ ser arrastrada. No era un robo.
Cuando ocurrió el ataque
había varias personas en la calle, incluso chicos que esperaban su turno en una
canchita de fútbol. “Primero sentimos el choque y cuando empezaron los tiros
metimos a todos los pibes y a los clientes para adentro”, explicó Leticia,
quien atiende la despensa y el merendero “Todo Pulmón”.
Al lugar se acercaron
vecinos de las villas Melo y Loyola, situadas a pocos metros de allí. Entre
todos lo cargaron en una ambulancia para llevarlo al hospital Belgrano, adonde
llegó muerto. Enseguida comenzaron los rumores: “Lo mataron los narcos”.
“Llama poderosamente la
atención la forma en la que sucedió el hecho y la gran cantidad de disparos que
le efectuaron a la víctima, tres de ellos directamente en la cabeza”, le dijo a
Télam la fiscal Marcela Semería, de Vicente López Oeste. En el lugar, los
peritos de la Policía Científica recolectaron vainas calibre 9 milímetros .
Para la Policía, el
crimen fue por “conflictos ligados a la comercialización de estupefacientes”. Y
los mismos voceros aseguraron que Ibáñez ya había estado detenido en San Martín
por una pelea. La versión más fuerte es que se opuso a que entraran a su barrio
punteros narco que responden al capo Miguel Ángel “Mameluco” Villalba (hoy preso),
de la vecina villa 18 de San Martín.
Omar tenía tres hijos y
estaba separado. Vivía en Villa Zagala, en San Andrés, partido de San Martín.
Al lado está la villa Loyola, en avenida de los Constituyentes y Las Heras.
En esa zona todos
recuerdan a Omar como una “muy buena persona”. Un amigo de la infancia dijo que
era “muy solidario”, que “ayudaba a los que necesitaban algo”, incluso con los
gastos de sepelio de algún vecino.
“Estaba muy vinculado a
la política, a veces lo veías que iba en los micros a algún acto”, afirmó un
vecino, que prefirió no ser identificado. “Luchaba mucho por el barrio y le
quería poner un freno a los que vinieron a vender droga, para que se fueran”.
Según testimonios
recolectados por Clarín en la misma villa Loyola, a sólo 15 cuadras de la
General Paz, desde hace un poco más de un año la situación en la zona se puso
violenta, con enfrentamientos entre bandas narco y heridos de bala. Incluso
aseguran que hace poco hubo otro crimen en el playón de unl complejo de
viviendas cercano.
Además, fuentes
policiales afirmaron que la noche anterior al asesinato de Omar, en el barrio
hubo una pela que terminó con al menos un herido de bala. “Vinieron soldaditos
narco de la villa 18 y empezaron a meter la droga. Él los quería sacar y directamente
iba y los encaraba”, comentó otro conocido del hombre.
En los ojos de la gente
se ve un miedo infrecuente. Muchos prefieren callar. Otros, por lo bajo, se
animan a deslizar: “Son los de ‘Mameluco’”, en referencia a Miguel Ángel
Villalba.
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