6 de diciembre de 2016

Rosario: llega a juicio el abastecedor de una red de venta regional de cocaína

La finca de Lennox 2480 en Funes donde vivía Leonardo Popea, considerado dueño de un laboratorio de cocaína y proveedor de la red

Por Hernán Lascano (La Capital, Rosario)

La primera infracción que figura en el prontuario de Leonardo Popea es un fraude del año 1993 por pagarle con un billete falso al playero de una estación de servicio en Casilda. En 1998 fue detenido por la sección Seguridad Personal de Rosario por estafa.

En enero de 2004 lo arrestaron arriba de un Alfa Romeo, de nuevo en Casilda, con billetes truchos por 1200 pesos. Durante un tiempo prolongado no se supo de él pero cuando la policía volvió a posar su atención del falsificador o estafador incipiente no quedaba nada. Ahora se había transformado en un empresario a gran escala como proveedor y financista de una red que vendía cocaína en cinco ciudades del sur de la provincia de Santa Fe.

Ahora la causa por la cual Popea fue detenido hace más de tres años fue elevada a juicio oral y público en los Tribunales Federales de Rosario. Este hombre que hoy tiene 61 años fue atrapado tras dos años de seguimientos luego de que distintas fuerzas de seguridad verificaran que era un vigoroso abastecedor de cocaína. Le atribuían ser dueño de una cocina y un laboratorio para producir esa sustancia con la que había sido proveedor de puntos de venta en Rosario, Granadero Baigorria, Correa, Coronda y Cañada de Gómez. También se había procurado, merced a la rentabilidad excepcional del negocio, un vertiginoso crecimiento económico. Tenía al ser detenido, además de vehículos, una casa de gran porte con inmenso terreno en Lennox 2480 de Funes.

Trece acusados

El fiscal federal general Federico Reynares Solari solicitó el juicio oral de trece personas, mencionando a Popea en primer término, por delitos vinculados con la comercialización de drogas. El trámite que no tiene fecha aún, fue elevado al Tribunal Oral Federal Nº 1 de Rosario, donde deberán realizarse las audiencias, por el juez federal Carlos Vera Barros.

Las acciones que desembocarán en el juicio se concretaron el 7 de mayo de 2013 con el allanamiento simultáneo de 25 inmuebles. Las escuchas telefónicas establecieron que el centro de producción de la droga de esta red era una cocina ubicada en Ugarte al 700, en la zona norte rosarina, en donde se procesaba la pasta base en combinación con precursores químicos para la obtención de cocaína de alta concentración. A Popea lo apresaron en la zona de Garzón al 1600 de Rosario en un VW Gol. En el interior del auto le encontraron cocaína.

Junto con Popea, el fiscal imputó a Sergio Abecasis, Marcela Villalba y Diego Villalba por haber estado a cargo de la cocina en la que se preparaban los estupefacientes a la vez que comercializarlos.

El origen de la investigación estuvo en denuncias de vecinos sobre quioscos cuyos proveedores resultaron detenidos en hechos esporádicos. En todos los casos aparecía que el nivel de cocaína de las muestras secuestradas era de alta concentración. Mucha cantidad de cocaína de alto nivel de pureza, solicitada regularmente desde quioscos que se comunicaban al mismo teléfono para pedir suministro de modo rutinario. Eso determinó que Leonardo Popea, según la causa que impulsó al inicio el fiscal Mario Gambacorta, era el comercializador mayorista.

Cien litros de acetona

En una ocasión policías de Inteligencia Zona Sur de la ex Drogas Peligrosas siguieron a Popea a una reunión que mantuvo con dos personas en el bar "Memo" de Costa Alta y de ahí a una casa de Spegazzini al 3700. 

Los policías consignaron que vieron salir de allí al principal acusado con una bolsa de grandes dimensiones. 

Un hombre que vivía en ese domicilio salió de ahí y tiró a un contenedor de basura un bidón de cinco litros transparente que contenía acetona lo que se usa como precursor químico para elaborar cocaína. También se determinó en la causa que Popea compró cien litros de acetona en una pinturería de Mendoza al 2500 el 28 de febrero de 2013 en cinco bidones de veinte litros. Estos bidones se hallaron al allanar la casa de Spegazzini al 3700.

La conexión de la red para el fiscal del caso quedó probada en los allanamientos de tres domicilios en la localidad de Correa —Martín Fierro 1232, Hernández 1160 y Roca al 1300— donde se vendía droga. También en una casa de Centenario 65 de Cañada de Gómez.

Otros que llegarán a juicio son Ruth Gómez, Walter Nores, Leonel Ferreyra, Darío Herrera, Ricardo Nores, Jonatan García, Jorgelina López, Victoria Villalba y Javier Gorocito.

El fiscal Reynares Solari destacó "la cantidad y variedad de sustancias estupefacientes habidas en el transcurso de los numeros procedimientos practicados" en los que intervinieron además Policía Federal y Policía Aeroportuaria. El día posterior a los allanamientos el Ministerio de Seguridad provincial indicó a este diario que se hicieron operativos en siete localidades que terminaron con 16 detenidos, 29 kilos de cocaína decomisada, 100 kilos de sustancias diversas para estirar esa sustancia y 57 litros de precursores químicos como acetona, cafeína, xilocaína y ácido sulfúrico.

Escuchas en tiempo real fueron clave

La investigación que llevó a la detención de Leonardo Popea se inició de manera colateral a una causa en la que se investigaba a Carlos Fiordelino, un rosarino de 43 años, hijo de un comisario, que en 2011 escapó de la alcaidía de Jefatura tras ser detenido con 55 kilos de marihuana en Funes. Lo señalado en una denuncia anónima era que se vendían drogas en un domicilio de calle Mendoza al 9000 "detrás del club de «Las Leonas»".

Fuentes de la Justicia Federal señalaron que muchos de los domicilios allanados habían sido referidos en denuncias hechas en los llamados "buzones de la vida", creados para señalar lugares donde se comercializan estupefacientes, aunque nunca la policía había seguido investigaciones en base a esas indicaciones.

La clave para el éxito de la pesquisa fueron las escuchas en tiempo real, es decir, tomadas por operadores que reportaban los datos de los sospechados de modo instantáneo a los investigadores, en lugar del método usual, que consiste en registrar las conversaciones en soportes de audio, como CD o archivos digitales, para luego ser transcriptas.

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