El narco peruano Marco Antonio Estrada González
Por Virginia Messi (Clarín)
Cinco de los 65 allanamientos realizados
por la Policía Federal se concretaron en iglesias: en simultáneo fueron requisadas
la “Iglesia Evangélica Misionera del Espíritu Santo” (en el partido de Esteban
Echeverría); la “Iglesia Evangélica Misionera del Espíritu de Dios” (filial “El
Remanente”, de Ezeiza); la “Iglesia Evangélica Pentecostal Nueva Vida en Jesús”
(anexo “Embajadores de Cristo”, Ezeiza); la “Iglesia Nuevo Renacimiento”(en
Tristán Suárez) y la “Iglesia Catedral de Dios” (también en Tristán Suárez).
Si bien en esos lugares sólo se secuestró
documentación (principalmente, los libros de actas), los investigadores
consideran que las sedes religiosas son un punto importante de la
investigación. Sospechan que todas fueron fundadas por la banda con el único
objetivo de usarlas para el lavado de dinero proveniente del narcotráfico.
El uso de la plata de la organización no
fue el eje central de los procedimientos, pero el “lavado de dinero” también
forma parte de la investigación del juez federal Sergio Torres, en la que
colabora la Procuraduría de Narcocriminalidad (PROCUNAR). Y en este rubro ocupa
un papel fundamental la suegra de Marco Antonio Estrada González: Lily Lucila
Enríquez Alarcón (68, boliviana), madre de Silvana Salazar.
“Doña Lily”, como se la conoce en toda la
1-11-14, es una persona de confianza de “Marcos” desde siempre. Al punto que
fue condenada con él en 2012. Por entonces, los jueces del Tribunal Oral
Federal N° 3 convalidaron una pena de 5 años pactada con el fiscal del caso.
En 2012 Enríquez Alarcón fue condenada como
integrante de la asociación ilícita liderada por su hija y su yerno, pero los
jueces la vincularon más con el manejo del dinero de la banda que con el
tráfico de drogas en sí mismo. Por entonces de ella dependía el negocio de
confección de ropa trucha en talleres clandestinos, lo que le valió una
acusación extra por el delito de “falsificación de marca”.
Los allanamientos de ayer incluyeron la
casa de “Doña Lily”, sobre la calle Boquerón al 7100, en Liniers. Allí se
secuestraron celulares y documentación, según informó la ministra de Seguridad,
Patricia Bullrich.
Ante la Justicia, y en los pocos reportajes
que concedió, “Marcos” se presentó siempre como un simple comerciante. Recién
hace unos pocos años sostuvo que obtenía dinero de los alquileres de casas
dentro de la 1-11-14. Pero nunca admitió el lavado de dinero del narcotráfico,
simplemente porque nunca admitió ser un capo narco.
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