El abogado narco Carlos Salvatore, en la suite que ocupa en el exclusivo sanatorio Los Arcos, de Buenos Aires
Por Virginia Messi (Clarín)
¿Cuán impactante es para
la opinión pública que un hombre condenado a 21 años por narco -al que se acusa
de haber contrabandeado unos 5.000 kilos de cocaína a lo largo de una década–
haya pasado apenas quince meses preso y esté a punto de volver a su chalet de
Belgrano debido a su estado de salud? Eso es lo que se pregunta y repregunta
Carlos Salvatore (59 años, abogado, casado, tres hijos, dos nietos), el líder y
la cara más conocida de la megacausa “Carbón Blanco”. El tema de la
“repercusión pública” lo tiene muy preocupado porque teme que la Justicia dilate
o incluso frene la internación domiciliaria que aconsejan los médicos.
Desde el 3 de agosto de
este año Salvatore vive en una suite en el cuarto piso del coqueto Sanatorio
Los Arcos, en Palermo. Su prepaga intentó acortar su estadía pero él logró que
se hiciera lugar a un amparo. Allí sigue en parte también porque ningún
hospital público quiso aceptarlo y a la cárcel no puede volver.
El 8 de septiembre una
junta médica integrada por especialistas nombrados por su defensa, forenses de
la Corte Suprema de la Nación y un perito de la Procuraduría de
Narcocriminalidad (PROCUNAR) dictaminó que su condición cardíaca era crítica y
recomendaron su “internación domiciliaria”, ya que el penal de Ezeiza –donde
estaba alojado– no cuenta con unidad coronaria y está a “más de una hora y
media de cualquier complejo médico que pueda salvar su vida”.
Por pedido del fiscal
federal de Chaco hoy se realizará una nueva pericia. Y Salvatore cree que es
posible que se apague la luz al final del túnel que lo lleva a su lujoso chalet
de la calle Melián al 2100. De allí salió esposado el viernes 8 de mayo de
2015. Su prisión domiciliaria fue revocada luego de que amenazara con mandar
matar a la jueza federal chaqueña Zunilda Niremperger, quien llevó adelante el caso
“Carbón Blanco” (una tonelada de droga secuestrada en Portugal), la única causa
grande que llegó a condena. “Yo pago este homicidio, pero ella se muere”, le
dijo Salvatore por teléfono a su esposa, que acababa de ser detenida por
Niremperger acusada de lavado de dinero. Las disculpas posteriores no le
sirvieron de nada.
La cuestión no es
sencilla. Salvatore es un hombre muy enfermo, según coinciden todos los
médicos. Pero también es, de acuerdo a la Justicia, uno de los narcos más
importantes de la Argentina, un hombre sobre el que ya pesa una condena y que
está acusado en otros ocho procesos relacionados directa o indirectamente con
el trafico de cocaína.
En orden cronológico,
Salvatore es señalado como el cerebro detrás de un envío de 1.000 kilos de
cocaína decomisados en Valencia en 2005, causa por la que el juez federal de
Lomas de Zamora Federico Villena lo procesó el pasado 14 de octubre. A este
expediente le sigue: “Membrillo Blanco” (250 kilos de droga secuestrada, en
2008 en Lima, provincia de Buenos Aires); “Agoforestal” (762 kilos secuestrados
en Bilbao en 2010); “Cocaína Negra” (350 kilos decomisados en Salta en 2011); y
“Peras Blancas” (1.200 kilos encontrados en Campana). La lista de expedientes
(en todos ya está procesado) se completa con una causa por lavado de dinero, a
cargo de Niremperger –en la que Salvatore fue procesado junto a su esposa y su
suegro y embargado por 760 millones de pesos– y la de las amenazas a la misma
jueza.
A la última
investigación, por la que fue indagado hace pocos días en Los Arcos algunos, la
llaman “el cargamento fantasma”. Se trata de 12 kilos de cocaína secuestrados
en Portugal y que formarían parte de un envío de 500 kilos que no se pudieron
ubicar. Este decomiso (un olvido de los narcos en un galpón según la Policía
portuguesa) fue el que dio pie la investigación que terminó en Carbón Blanco en
2012. En este caso Salvatore quedó comprometido luego de que se secuestrara en
su estudio la copia de una imagen cuya leyenda al pie decía “carga sospechosa”.
Un bien nutrido grupo de funcionarios aduaneros ya fue indagado bajo la
sospecha de que cobraron coimas para dejar pasar la droga rumbo a Europa.
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