El biturbohéilice ATR 72, con capacidad para 66 pasajeros podría ser comprado por el Gobierno Nacional para el control fronterizo
Por Daniel Gallo (La Nación)
Con la intención de
fortalecer los controles en la frontera norte, el Gobierno dotará de mayor
capacidad de movimiento al grupo aéreo de la Gendarmería. Dos proyectos están
en el escritorio de la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich.
Por un lado se analizan ofertas para la compra de dos aviones espías con
capacidad de radar y de cámaras para monitorear potenciales pistas ilegales de
aterrizaje y guiar las operaciones terrestres sobre esos puntos. Más avanzadas
están las gestiones para adquirir dos aviones de transporte de tropas.
En este último caso, la
evaluación oficial terminó por poner en el primer lugar en el orden de
preferencias al modelo ítalo-francés ATR72. La idea del Ministerio de Seguridad
es dar a la Gendarmería una importante movilidad propia. Esas aeronaves tienen
capacidad para el traslado de 60 efectivos con sus pertrechos y evitaría los
largos transportes terrestres de los destacamentos móviles, situaciones que
provocaron dos accidentes mortales en los últimos años.
En diciembre pasado
perdieron la vida 43 gendarmes al desbarrancarse un ómnibus en la ruta nacional
24, en las cercanías de la ciudad salteña de Rosario de la Frontera. Ese grupo
viajaba desde su base en Santiago del Estero hacia Jujuy. En junio de 2012
murieron nueve gendarmes al chocar un ómnibus que llevaba a los efectivos
contra un camión, en Chubut. Con aeronaves propias esperan que no se repitan
esas experiencias mortales en los movimientos de fuerzas federales.
Si bien no trascendió el
monto de esa inversión, otros países latinoamericanos, como el caso de Perú,
optaron por esas aeronaves en programas que alcanzaron los cien millones de
dólares para la adquisición de dos unidades.
De todas maneras, esa
clase de sistemas tienen costos que dependen no sólo del valor del avión sino
de los convenios para futuras reparaciones, la provisión de repuestos y el
adiestramiento específico de las tripulaciones.
Más vigilancia
El proyecto que involucra
a los aviones de guerra electrónica se encuentra en la etapa de evaluación de
alternativas de compra, ya que en los despachos oficiales se aguardan
definiciones sobre la posibilidad de negociaciones directas entre países.
Como publicó LA NACION en
su edición de anteayer, el mes próximo la ministra Bullrich y el secretario de
Seguridad, Eugenio Burzaco, viajarán a Israel para la cumbre de jefes de
seguridad interna y ciberseguridad que se realizará en Tel Aviv, entre el 14 y
el 17 de noviembre. En esa ocasión habrá una exhibición de equipamiento de
última generación en materia de lucha contra el narcotráfico y el terrorismo, y
se espera que los enviados suscriban acuerdos y, eventualmente, algún
precontrato de compra.
La Argentina no cuenta
hoy con aeronaves de guerra electrónica, ya que las últimas similares fueron
desactivas en 2006 tras un accidente. Ese año se precipitó a tierra un Mohawk
del Ejército: fue en Los Polvorines, casi inmediatamente después del despegue
de Campo de Mayo, y murieron el piloto y el copiloto. En esos años la
Gendarmería aprovechaba informalmente algunos vuelos de entrenamiento de los
pilotos del Ejército para conseguir información sobre potenciales pistas de
aterrizaje irregulares.
Los aviones espía formarán
parte de un proyectado "escudo tecnológico" de protección de la
frontera norte. Ese plan incluye la compra de globos aerostáticos con capacidad
de visualizar grandes extensiones de terreno. Esa compra de tecnología de
origen israelí tiene conversaciones muy avanzadas.
En ese caso se negocia
por el sistema SkyStar, basado en un globo aerostático que ubica una cámara a 600 metros de altura.
Con esas imágenes se puede identificar vehículos a 15 kilómetros de
distancia.
Por otra parte, el
transporte aéreo de la Gendarmería será reforzado con los dos helicópteros de
transporte de tropas UH1H que habían sido transferidos desde el Ejército pero
que estaban en tierra por un problema de seguros vinculados con la empresa
constructora, la norteamericana Bell.
Más allá de la dotación
aérea que tendrá la Gendarmería, el Gobierno consiguió la aprobación de los
Estados Unidos para la compra de 24 aeronaves T6 C Texan II, biplazas de
turbohélice que serán operados por la Fuerza Aérea para el adiestramiento
avanzado de pilotos y para el control de vuelos ilegales. Un comunicado oficial
del Departamento de Defensa norteamericano informó en agosto pasado sobre esa
operación, con un costo de 300 millones de dólares.
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