El carribar de Pérez Castelli, frente al cual fue asesinado por la espalda
Por Leo Graciarena (La Capital, Rosario)
Quienes conocían a Gustavo
Rodolfo Pérez Castelli aseguran que el hombre no sólo sabía que lo iban a matar
sino que el sicario que le quitara la vida se llevaría una de sus orejas como
trofeo. Y así fue. El jueves a la noche, “El baba” Pérez Castelli, como se lo
conocía, estaba sentado en el ingreso a su carribar ubicado en la colectora de
avenida de Circunvalación entre Mendoza y White. Fumaba, y en la soledad de la
noche, miraba el WhatsApp en su celular. Entonces, sin que pudiera percibirlo,
al menos un hombre armado llegó y lo ejecutó de cuatro disparos por la espalda,
tres de ellos en la cabeza. No conforme con ello, el matador le rebanó la oreja
izquierda y huyó corriendo con su trofeo. Pérez Castelli, de 55 años, había
sido suegro de Luis Medina, el empresario sindicado como narcotraficante que
fue titular del boliche Esperanto. Su hija Justina, de 23 años, y conocida en
el ambiente del modelaje como Justine Fuster, fue acribillada al amanecer del
29 de diciembre de 2013 junto al mismo Medina en el acceso Sur y Ayolas.
Lo sabía
“Gustavo era un tipo
bárbaro. El sabía que lo iban a matar así. Cuando asesinaron a su hija fue a
buscar uno por uno de los que estuvieron metidos. Fue a mano limpia, porque no
era de andar con fierros (armado). Fue a la casa de cada uno y nadie le hizo
frente. Fue a buscar hasta a un comisario. Pero entre tantos que fue a ver, uno
le dijo que lo iba a matar, que le iba a llenar lo pulmones de balas, que le
iba a pegar un tiro en la cabeza y que le iba a hacer cortar una oreja. El ya
sabía cómo lo iban a matar”. Esa descripción la brindó ayer un camionero
cercano a “El baba” Pérez Castelli, un hombre que de tanto ir a comer al
carribar “Panamericano”, ubicado a una cuadra del Fonavi de Mendoza y Donado y
por el cual la víctima pagó 260 mil pesos el año pasado, entabló una gran
amistad.
El amigo de Pérez
Castelli, que pidió reserva estricta de su identidada, contó que era inusual
que el hombre estuviera hasta tan tarde en el carribar, aunque el mismo
permanecía abierto las 24 horas. “A él lo encontrabas entre las 11 y las 15, y
después se pegaba una vuelta entre las 19 y las 21. Pero era muy raro que
estuviera hasta esa hora. Cuando estaba se sentaba en una silla orientada hacia
la Circunvalación y se ponía a mirar los WhatsApp del celular”, agregó. “Yo
anoche ( jueves) pasé con el camión y lo saludé. Eran las 23.30” , agregó.
A la hora del hecho “El
baba” estaba en el carribar junto a una empleada. Pero la joven, por motivos
que se desconocen, se ausentó momentáneamente. Entonces, en el improvisado
espacio con piedritas sobre el que había mesas y sillas para los comensales,
Pérez Castelli se sentó a esperarla. Su matador no le dio tiempo a levantarse
de la silla donde tras los tiros quedó agonizando. A su alrededor quedó una
mancha de sangre y vainas servidas calibre 9 milímetros .
Un mensaje
En rueda de prensa el
fiscal Florentino Malaponte, quien investiga el crimen, indicó que el hecho “se
produjo en una ventana de tiempo que va desde las 23.40 a la 0 del viernes”.
Según el informe preliminar de la autopsia, Pérez Castelli recibió cuatro
balazos calibre 9
milímetros desde atrás. Y sobre el corte de la oreja,
manifestó que “la herida que tiene no es común. Tengo entendido que es el
primer caso de una herida de ese tipo en investigaciones del nuevo sistema. Y
entendemos que detrás de eso hay un mensaje”, explicó.
Más adelante, a la hora
de referirse al móvil del crimen, el fiscal dijo: “No tenemos un móvil en
particular. Lo que sí, cualquier persona se puede dar cuenta que por el corte
de la oreja, el móvil seguramente no fue el robo, ya que además no le faltaba
ninguna pertenencia. Y en esta etapa nosotros tenemos que indicar que eso puede
ser un mensaje”, agregó.
Además, Malaponte indicó
que en las primeras horas de la investigación no tenía una descripción única de
él o los matadores. Y tampoco quedaba claro cómo habían llegado hasta el
carribar, aunque se sabe que se fueron corriendo. También dijo el funcionario
haber observado los registros de las cámaras de videovigilancia de la estación de
servicios de GNC ubicada a unos 30 metros de la escena del crimen. En las
imágenes puede verse, una hora antes del asesinato, la forma en que Pérez
Castelli ingresa al bar de la estación, pide un café y se va, tal cual lo hacía
habitualmente.
En la escena del crimen,
al lado del cuerpo, además de vainas calibre 9 milímetros había un
café a medio tomar sobre una mesita. El fiscal ordenó que se realizara un
exhaustivo examen del interior del carrito y del auto de "El baba",
que quedó estacionado a pocos metros del lugar.
Según pudo conocerse,
Pérez Castelli residía en un departamento en las inmediaciones de Deán Funes y
Mitre. Aunque oficialmente se brindó un domicilio en el casco céntrico de la
ciudad y hace ocho meses había terminado la construcción de una casa en un
barrio de Roldán. Estaba separado de la madre de sus hijos y estaba de novio.
El mal camino
Gustavo Rodolfo Pérez
Castelli saltó a la opinión pública a partir del 29 de diciembre de 2013,
cuando su hija Justina fue acribillada a balazos junto al sindicado empresario
narco Luis Medina. La joven había ganado sus cinco minutos de fama en la prensa
del chimento como compañera de Cristian “El ogro” Fabbiani como Justine Fuster.
Seis días más tarde, el 4
de enero de 2014, el padre de Justina fue mencionado en un acta preventiva ya
que junto a tres policías de la División Judiciales de Rosario intentó ingresar
a la casa que su hija compartía con Medina en el country Haras del Pilar, en el
kilómetro 46 de la autopista Buenos Aires-Rosario para realizar una
constatación a espalda de la jueza de Instrucción Alejandra Rodenas.
Al momento de ser
informada sobre lo sucedido, la magistrada gestionaba un exhorto ante el juez
de garantías de San Isidro Nicolás Cevallos para allanar el country, de lo que
se ocuparía la Tropa de Operaciones Especiales (TOE). A la semana siguiente “El
baba” también fue convocado a declarar ante la misma jueza junto a su ex esposa
y madre de sus hijos: Silvia Fuster. Entonces contó cómo se habían conocido su
hija con Luis Medina, del deslumbramiento que Medina tenía por la joven,
detalló los viajes que hicieron juntos (uno a Miami) y refirió haber estado en
el country Haras del Pilar donde la pareja convivió hasta noviembre de 2013, un
mes antes del crimen. Luego tuvieron una breve separación y reanudaron el
contacto en Nochebuena, cinco días antes del doble homicidio del que fueron
víctima.
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