El ex juez federal salteño José Antonio Solá Torino
El ex juez federal y de
Ejecución de Sentencias de Salta José Antonio Solá Torino fue condenado a seis
años de prisión. Un tribunal de ex pares suyos lo consideró culpable de haber
cobrado una coima para levantar, en 2007, la orden de captura de un
narcotraficante convicto que no había regresado de una salida transitoria y
estaba prófugo desde hacía cuatro años.
La condena fue dictada
por el Tribunal Oral Federal salteño, que consideró al ex magistrado autor del
delito de cohecho pasivo agravado. Solá Torino, que seguirá libre hasta que el
fallo quede firme, adelantó que apelará el veredicto, al que consideró "un
insulto a la justicia". Al retirarse de los tribunales enfrentó a la
prensa local y dijo: "Quedó demostrada acabadamente en el proceso mi total
desvinculación con la acusación, que tiene matices especiales de la fiscalía,
una perversa enemiga de este juez de cámara", cargo que, en realidad,
perdió en 2009, cuando tras un jury de enjuiciamiento fue destituido.
En el debate, otros tres
acusados fueron condenados a tres años de prisión. El único que no recibió pena
es el acusado de haber pagado la coima, Miguel Farfán, que fue declarado en
rebeldía, ya que no se sometió al proceso. Él también está imputado en la causa
que involucra al juez federal de Orán, Raúl Reynoso, suspendido y procesado por
conformar y liderar una asociación ilícita que, desde el juzgado y con la
intermediación de un grupo de abogados cercanos, cobraba coimas o dádivas para
beneficiar con gestiones judiciales a narcotraficantes.
El juicio se extendió
cinco meses. Había comenzado el 3 de noviembre último y estuvo a cargo de los
jueces Marta Liliana Snopek, Federico Santiago Díaz y Gabriel Casas, que
también aplicaron a Solá Torino una multa de 90.000 pesos. En tanto, los otros
tres condenados, Héctor Salazar, Graciela Ferreyra y Gabriela Vázquez,
recibieron, además de la pena de tres años de prisión, multas de 30.000 pesos
por ser considerados "partícipes necesarios de cohecho activo". De
los cuatro sometidos a juicio, sólo Ferreyra irá a prisión, ya que fue
declarada reincidente. Salazar y Vázquez deberán realizar trabajos
comunitarios. Los fundamentos del fallo se conocerán el 7 de abril próximo.
Solá Torino, tras el
fallo, opinó: "No ha existido en ningún momento la plataforma
fáctica" del hecho por el que fue acusado, por lo que para él "no hay
delito". "Nadie me pidió ni me ofreció nada a mí. Yo jamás he
recibido nada", expresó Solá Torino, y afirmó que la voz de las escuchas
telefónicas que lo comprometieron no es la suya, por lo que "en ningún
momento" admitirá "la validez de esa prueba espuria, armada por la
fiscalía" para perjudicarlo.
"Vamos a llegar
hasta las últimas consecuencias, vamos a casar [apelar ante la Casación] la
sentencia", agregó el ahora condenado, quien insistió en su "ajenidad
absoluta" con el hecho que le imputan y en que "nunca" mantuvo
una conversación con Farfán.
Antes de conocerse la
sentencia, Solá Torino pronunció sus últimas palabras y negó los cargos en su
contra, al tiempo que aseguró que desde que comenzó el juicio su familia y él
viven "un tormento".
Tras la lectura del
fallo, el fiscal federal Ricardo Toranzo, que actuó en la investigación y en el
juicio como coadyuvante de su par Francisco Snopek, dijo a la agencia de
noticias Télam que hubo "una buena sentencia". En su alegato, la
fiscalía había solicitado nueve años de prisión para Solá Torino, cinco años y
dos meses para Salazar, cuatro años y 10 meses para Ferreyra, y cuatro años y
seis meses para Vázquez. Los tres defensores de los acusados solicitaron sus
absoluciones.
Según la investigación,
Farfán estaba relacionado con Salazar, que a través de Ferreyra y Vázquez
(madre e hija) tenía acceso al despacho de Solá Torino. Así se gestionó la
coima.
200 Llamadas teléfonicas
Farfán había sido
condenado en 1999 por narcotráfico y estaba prófugo desde 2003, cuando no
regresó de una salida transitoria. Pese a eso, Solá Torino levantó el pedido de
captura nacional e internacional que pesaba en su contra en 2007, al considerar
que el caso en contra de Farfán estaba prescripto. Meses después asumió el
"error" en el cómputo por el cual entendió que se había dado la
prescripción.
Durante el juicio se
analizaron más de 200 comunicaciones telefónicas entre los imputados y alguien
que sería el ex juez. En el contexto de esas escuchas, la Policía de Seguridad
Aeroportuaria (PSA) advirtió que Farfán, Salazar, Ferreyra y Vázquez
conversaban constantemente sobre las gestiones realizadas ante "el
Gordo" para dejar sin efecto la orden de captura que recaía sobre el
primero.
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