El comisario general Roncaglia, junto a la ministra de Seguridad de la nación, Patricia Bullrich y el ex jefe de la Policía Federal, Román Di Santo
En el acto en el que lo
puso al mando de la Policía Federal, la ministra de Seguridad, Patricia
Bullrich, fundamentó la elección del ahora comisario general Néstor Roncaglia
en la necesidad de hacer de esa fuerza una agencia de investigación del delito
complejo con gran movilidad y operatividad en todo el país.
Ante sus superiores
políticos, colegas, jueces y fiscales federales y los integrantes de las
cúpulas de las otras fuerzas de seguridad, quien hasta la semana pasada fue el
jefe del área Antidrogas asumió el desafío de "federalizar a la
Federal" y se comprometió a "combatir la esclavitud química que
produce el narcotráfico" y a luchar contra el crimen organizado.
Bullrich, que estuvo
acompañada por el secretario de Seguridad, Eugenio Burzaco, destacó que con
Roncaglia como jefe la Federal entra en una etapa de "reconversión en una
policía de investigaciones, donde la tarea científica, la inteligencia
criminal, la investigación sobre el delito complejo y el narcotráfico sean el
gran norte".
En el mismo acto fue
ungida la subjefa, la comisario general Mabel Franco -la primera mujer en
llegar a ese puesto en la historia de la institución- y se despidió con honores
a los antecesores, los comisarios generales Román Di Santo y Héctor Tebes, que renunciaron
la semana pasada en un contexto en el que se habían hecho públicas las críticas
de la jueza Fabiana Palmaghini a la actuación de la Federal el día que se
descubrió la muerte del fiscal federal de la AMIA Alberto Nisman.
Entre el público estuvo el
ministro de Seguridad bonaerense, Cristian Ritondo, los jueces Sergio Torres,
Marcelo Aguinsky, Daniel Rafecas, Adrián González Charvay y Claudio Gutiérrez
de la Cárcova, y los fiscales Mónica Cuñarro, Diego Iglesias y Alberto Gentili.
Tras los saludos de su
esposa -la abogada especialista en Derecho de Familia María Fernanda Gómez
Lorenzo-, sus dos hijos varones, sus padres y compañeros de la promoción 1979,
Roncaglia expuso a LA NACION los objetivos que tiene por delante.
-¿Con qué objetivos asume y cuáles son sus
expectativas?
-Continuar
lo que se estaba haciendo bien y si hay cosas que no se hacían bien,
mejorarlas. La directiva que tenemos desde el Poder Ejecutivo es que la Policía
Federal se centre en la investigación de las organizaciones criminales con un
hincapié fuerte en la lucha contra el narcotráfico.
-¿Se puede vencer al narco?
-Tenemos que partir de la
base de que el narcotráfico no es sólo un problema de la Argentina. Es un
problema global, porque es una empresa económica criminal. Muchos delincuentes
que se dedicaban a los secuestros, la trata de personas y la venta de armas mutaron
al narcotráfico porque es muy rentable. Un kilo de cocaína que sale 300 dólares
en un centro de producción en Bolivia, puesto en la frontera ya sale 700
dólares; del lado argentino, 2000; en Buenos Aires, 5000 dólares, y en Europa,
38.000 euros. Se trata de una empresa que produce mucho dinero. No es difícil
combatirla.
No es un tema sólo de la
policía. Se debe abordar desde muchas aristas. Tienen que estar presentes el
poder político y el Judicial. Los jueces y fiscales son una parte muy
importante para que podamos trabajar. Sin su apoyo no podemos avanzar por más
que tengamos mucha voluntad. La Justicia es indispensable en la lucha contra el
narcotráfico. Queremos que la Justicia nos haga trabajar.
-¿Por qué a pesar de que hay casi 100 condenados no
se pudo terminar con el flagelo del narcotráfico en la villa 1-11-14, del Bajo
Flores, y en la villa 31, de Retiro?
-En
estos sectores vulnerables de la sociedad está la última cadena del
narcotráfico: el narcomenudeo. Es la monetización de las drogas. Los narcos
buscan un territorio para quebrantar las voluntades y ganar un territorio donde
muchas veces el Estado no está presente. Sé que en el Gobierno hay voluntad de
cambiar esa realidad y urbanizar las villas. En los cuatro años que estuve al
frente del área antidrogas hemos incautado 350.000 dosis de paco, pero hay una
reproducción. Cuando tengamos más juzgados federales comprometidos tendremos
una mejor situación. Hoy detenemos a uno, queda procesado y mañana aparece otro
vendedor.
-Hubo denuncias de que la zona de la villa 1-11-14
está liberada. De que se les cobra a los narcos...
-Me causa mucha gracia.
Es una real difamación lo que hicieron algunos sujetos, y seguro seguirán
haciéndolo, pero no me preocupa. En Colombia y en México los narcos pusieron
mucho dinero a periodistas y tiraron bombas mediáticas. ¿Qué logran al difamar
al que trabaja?: que uno se caiga moralmente, que no trabaje. No sólo me
agreden a mí; también a mi mujer y a mis hijos. A uno de estos sujetos yo le
estoy haciendo una demanda por daños y perjuicios. Me difamaron a mí y a todo
Drogas Peligrosas. Si vamos a la estadística estoy tranquilo, pero no somos
dioses.
-Gustavo Vera, de La Alameda, dijo que en su
ascenso tuvo que ver Antonio Stiuso.
-Es
increíble. Es una mentira que yo responda a él. Conocí a Stiuso en una reunión
donde había varios funcionarios y él estaba en representación de la Secretaría
de Inteligencia.
-¿Se ha fracasado en los últimos 20 años en la
lucha antidrogas?
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