Los secuestros de drogas son cada vez más habituales
Por Daniel Gallo (La Nación)
El crecimiento de la
circulación de drogas en la Argentina quedó expuesto en los registros oficiales
de decomisos, que el año pasado batieron un récord. Los datos de los primeros
45 días de este año permiten proyectar que 2016 superará las marcas históricas
de secuestro de sustancias prohibidas. Entre el 1° de enero y el 15 de este mes
se incautaron más estupefacientes que en el mismo período de 2015.
La Gendarmería decomisó
4803 kilos de marihuana y 412 de cocaína. Es decir, un incremento de 24% en el
secuestro de cannabis, contra 3865 kilos de los primeros 45 días de 2015, y de
100% en el de cocaína. En todo 2015 fueron incautadas 169 toneladas de
marihuana.
Según los especialistas
en narcotráfico, esos volúmenes de secuestros reflejan una mayor eficacia en
las investigaciones sobre las bandas que transportan y acopian drogas para su
comercialización. Pero, además, revelan un aumento en el movimiento de
estupefacientes en el país como consecuencia del crecimiento del mercado local
de usuarios.
Ex funcionarios que
tuvieron acceso a la información inmediata de los casos tienen la misma opinión
que los hombres encargados de las fuerzas de seguridad y abocados al combate
contra las drogas: coinciden en definir que los récords de incautaciones tienen
tanto que ver con una mayor capacidad operativa como con un volumen mayor de
circulación de drogas por territorio argentino, lo que obliga tanto a promover
políticas de prevención y control de la demanda como acciones para golpear el
lavado de activos producto del narcotráfico.
"Aumentamos las
capturas porque hace un tiempo nos enfocamos en la investigación de las bandas,
más allá de atrapar al transportista de la droga. Por eso hay operativos en los
que se pudieron hacer muchos allanamientos y encontrar los lugares de acopio de
estupefacientes", señalaron a LA NACIÓN importantes oficiales de la
Gendarmería. También advirtieron que hay más actividad narco para la venta
local.
El 90% del paso de
marihuana por la Argentina está destinado al consumo local. No hay en ese
negocio un volumen de exportaciones que disimulen la consolidación del mercado
argentino. Salvo el pequeño porcentaje que circula hacia Chile, el cannabis
entra para el menudeo. En 2005 la Argentina reconocía un decomiso anual de 30
toneladas de marihuana, en promedio. En una década la cifra neta de secuestros
de esa droga subió prácticamente un 500 por ciento.
Más allá del registro
récord de incautaciones de marihuana en los primeros 45 días de año, efectuados
por la Gendarmería y notificados por las autoridades del Ministerio de
Seguridad, la Prefectura también concretó importantes decomisos de esa droga,
especialmente en golpes nocturnos en el momento en que los traficantes intentan
ingresar en la Argentina con botes. Esa fuerza informó ayer la captura de 400 kilogramos en
marihuana en la localidad misionera de Corpus y suma más de seis toneladas de
cannabis secuestradas en los dos primeros meses de 2016.
Para un ex jefe, una
fuerza de seguridad que dejó el cargo recientemente, "si no se pone el
foco en bajar el consumo de drogas y en desalentar toda forma de tolerancia
social en ese tema, se podrá seguir con incautaciones récord sin que el mercado
se vea afectado".
El sector narco dedicado
al transporte de la sustancia parece ser el más fácil de reemplazar. Incluso la
pérdida de cargamentos está dentro de los parámetros aceptables de operación
para las organizaciones narco con mejor logística. Así lo entendieron el año
pasado en la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), cuando incautaron 200
kilos de cocaína luego de varios meses de investigación. Un mes después de ese
procedimiento, que incluyó allanamientos en varias provincias, los
investigadores se sorprendieron al ver activadas nuevamente las comunicaciones
de la banda, que recibió posteriormente otros tres golpes a su cadena de
transporte y siguió firme con su tarea de introducir droga desde Bolivia.
Por eso, los
investigadores oficiales consideran acertado frenar el ingreso de
estupefacientes, pero con mayor énfasis en cortar el acceso minorista a la
droga y el ataque a las finanzas de las organizaciones criminales.
Especialmente, ese último aspecto se advierte como herramienta de quiebre de
grupos menores, más dedicados al narcomenudeo y con dominio de zonas
específicas.
Los principales
referentes locales de la lucha contra el narcotráfico en los últimos 15 años
coinciden en caracterizar a las bandas locales como "alejadas de los
carteles internacionales", unidas más por lazos de sangre o de
conocimiento personal y con estructuras financieras endebles y detectables. El
clan de Los Monos es un ejemplo, para los analistas de fuerzas de seguridad, de
esa clase de organización local, con capacidad de acción reducida a una zona
específica de Rosario y maniobras poco sofisticadas de lavado de dinero.
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