29 de febrero de 2016

Ejecutan con 47 tiros a dos peruanos que viajaban en un taxi

El taxi presentaba más de 30 impactos de bala

El taxi frenó en el semáforo del cruce de Castro Barros y la avenida Chiclana. Dos hombres se acercaron por el lado derecho. Habían pasado pocos minutos de las 23.30 y una lluvia de balas como pocas veces se dio en la ciudad de Buenos Aires conmocionó al barrio de Boedo. Los dos pasajeros fueron ejecutados; le dispararon 47 tiros y el conductor sólo sufrió una herida en un brazo. Los cargadores de dos pistolas fueron vaciados con notable puntería sobre los blancos elegidos, dos peruanos que habían subido al auto en el Abasto con rumbo a Nueva Pompeya.

Fuentes médicas y policiales informaron a Télam que un llamado al 911 alertó sobre la presencia de tres heridos en un taxi Chevrolet Meriva, patente GAN-938. Al llegar al lugar, los efectivos de la Policía Metropolitana constataron que estas personas habían sido atacadas a tiros y que dos de ellas estaban gravemente heridas, por lo que llamaron al Sistema de Atención Médica de Emergencia (SAME).

Alberto Crescenti, director de la entidad, contó a Télam que dos hombres fueron trasladados de urgencia al Hospital Penna debido a que tenían "múltiples impactos" de bala en el cuerpo. Además, el taxista, de 57 años, recibió un tiro en el brazo derecho. Luego de ser atendido en el mismo centro asistencial porteño fue dado de alta.

Según las fuentes, los dos heridos de gravedad, de 40 y 32 años, ambos de nacionalidad peruana, murieron en el hospital durante la madrugada como consecuencia de las lesiones sufridas.

Los investigadores determinaron que los fallecidos habían tomado el taxi en la zona del Abasto y que cuando frenaron en un semáforo, a pocas cuadras de llegar a su destino, se les puso otro auto a la par.

Los investigadores indicaron que dos personas bajaron de ese vehículo y atacaron directamente a los pasajeros del taxi. No hubo siquiera un intento de robo, por lo que la principal hipótesis apunta a un ajuste de cuentas, posiblemente por cuestiones vinculadas a la comercialización de drogas.

No se descarta que las víctimas tuvieran antecedentes policiales y que las muertes estuviesen relacionadas con otros crímenes entre ciudadanos peruanos que sucedieron en los últimos meses en la zona del bajo Flores,

En los últimos dos meses se registraron al menos cinco asesinatos en la villa 31 como consecuencia de un enfrentamiento entre bandas narcos integradas por ciudadanos peruanos que disputan ese territorio con una organización criminal liderada por paraguayos. Si bien las muertes ocurridas en la noche del sábado están alejadas de ese asentamiento de la zona de Retiro, la guerra narco tiene ramificaciones en la villa 1-11-14, de Flores.

Las víctimas acribilladas dentro del taxi habían iniciado el viaje, como se dijo, en la zona del Abasto, donde también hay líneas de conexión con grupos que dominan el mercado de drogas en las principales villas de la ciudad de Buenos Aires, explicaron fuentes policiales.

La Policía Científica realizó los peritajes y secuestró al menos 47 vainas servidas, que servirán para ser peritadas en caso de que se secuestren armas de fuego vinculadas con el caso. Para los investigadores, esa cantidad de disparos y la certeza de que sólo fueron dos tiradores llevan a la conclusión de que al menos uno de ellos podría haber usado una pistola con cargador de 30 disparos, como la Glock 18. Esa arma es de uso muy restringido por la posibilidad de ser utilizada como pistola-ametralladora.

El uso de un arma con ese poder exhibe, además, la tendencia actual de los grupos narcos a conseguir mayor volumen de fuego, como se ve cotidianamente en Rosario.

Búsqueda de pistas

Los pesquisas hicieron un relevamiento en la zona del crimen en busca de cámaras de seguridad para determinar cómo fue el ataque, en qué vehículo se movilizaban los sicarios y cuál fue el camino que tomaron para escapar.

Un hombre que se identificó sólo como Osvaldo contó a la prensa que el tiroteo fue "terrible" y que los agresores eran "cuatro peruanos". "Fue una balacera terrible, más de cuarenta disparos; los chicos de la estación de servicio se fueron corriendo para atrás porque no se veía de donde venían las balas", relató ese testigo, quien agregó que al principio pensó que "eran fuegos artificiales".

El hombre destacó que el taxista "salvó la vida de milagro" ya que el parabrisas "tiene un disparo en el lado derecho y otro en el izquierdo porque evidentemente quiso acelerar para escapar".

"La asistencia del SAME fue espectacular, la de la Policía y la Gendarmería también. Ahora hay que investigar qué pasó", dijo Osvaldo.

Por su parte, Alberto, otro taxista que en el momento del ataque estaba "a tres cuadras del lugar", dijo a la prensa que "escuchó muchos disparos" y que cuando pasó por el lugar ya estaba la policía.

El hecho es investigado por personal de la Comuna 4 de la Policía Metropolitana y por el comisaría 34» de la Policía Federal.

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