El taxi presentaba más de 30 impactos de bala
El taxi frenó en el
semáforo del cruce de Castro Barros y la avenida Chiclana. Dos hombres se
acercaron por el lado derecho. Habían pasado pocos minutos de las 23.30 y una
lluvia de balas como pocas veces se dio en la ciudad de Buenos Aires conmocionó
al barrio de Boedo. Los dos pasajeros fueron ejecutados; le dispararon 47 tiros
y el conductor sólo sufrió una herida en un brazo. Los cargadores de dos
pistolas fueron vaciados con notable puntería sobre los blancos elegidos, dos
peruanos que habían subido al auto en el Abasto con rumbo a Nueva Pompeya.
Fuentes médicas y
policiales informaron a Télam que un llamado al 911 alertó sobre la presencia
de tres heridos en un taxi Chevrolet Meriva, patente GAN-938. Al llegar al
lugar, los efectivos de la Policía Metropolitana constataron que estas personas
habían sido atacadas a tiros y que dos de ellas estaban gravemente heridas, por
lo que llamaron al Sistema de Atención Médica de Emergencia (SAME).
Alberto Crescenti,
director de la entidad, contó a Télam que dos hombres fueron trasladados de
urgencia al Hospital Penna debido a que tenían "múltiples impactos"
de bala en el cuerpo. Además, el taxista, de 57 años, recibió un tiro en el
brazo derecho. Luego de ser atendido en el mismo centro asistencial porteño fue
dado de alta.
Según las fuentes, los
dos heridos de gravedad, de 40 y 32 años, ambos de nacionalidad peruana,
murieron en el hospital durante la madrugada como consecuencia de las lesiones
sufridas.
Los investigadores
determinaron que los fallecidos habían tomado el taxi en la zona del Abasto y
que cuando frenaron en un semáforo, a pocas cuadras de llegar a su destino, se
les puso otro auto a la par.
Los investigadores
indicaron que dos personas bajaron de ese vehículo y atacaron directamente a
los pasajeros del taxi. No hubo siquiera un intento de robo, por lo que la
principal hipótesis apunta a un ajuste de cuentas, posiblemente por cuestiones
vinculadas a la comercialización de drogas.
No se descarta que las
víctimas tuvieran antecedentes policiales y que las muertes estuviesen
relacionadas con otros crímenes entre ciudadanos peruanos que sucedieron en los
últimos meses en la zona del bajo Flores,
En los últimos dos meses
se registraron al menos cinco asesinatos en la villa 31 como consecuencia de un
enfrentamiento entre bandas narcos integradas por ciudadanos peruanos que
disputan ese territorio con una organización criminal liderada por paraguayos.
Si bien las muertes ocurridas en la noche del sábado están alejadas de ese
asentamiento de la zona de Retiro, la guerra narco tiene ramificaciones en la
villa 1-11-14, de Flores.
Las víctimas acribilladas
dentro del taxi habían iniciado el viaje, como se dijo, en la zona del Abasto,
donde también hay líneas de conexión con grupos que dominan el mercado de
drogas en las principales villas de la ciudad de Buenos Aires, explicaron
fuentes policiales.
La Policía Científica
realizó los peritajes y secuestró al menos 47 vainas servidas, que servirán
para ser peritadas en caso de que se secuestren armas de fuego vinculadas con
el caso. Para los investigadores, esa cantidad de disparos y la certeza de que
sólo fueron dos tiradores llevan a la conclusión de que al menos uno de ellos
podría haber usado una pistola con cargador de 30 disparos, como la Glock 18.
Esa arma es de uso muy restringido por la posibilidad de ser utilizada como
pistola-ametralladora.
El uso de un arma con ese
poder exhibe, además, la tendencia actual de los grupos narcos a conseguir
mayor volumen de fuego, como se ve cotidianamente en Rosario.
Búsqueda de pistas
Los pesquisas hicieron un
relevamiento en la zona del crimen en busca de cámaras de seguridad para
determinar cómo fue el ataque, en qué vehículo se movilizaban los sicarios y
cuál fue el camino que tomaron para escapar.
Un hombre que se
identificó sólo como Osvaldo contó a la prensa que el tiroteo fue
"terrible" y que los agresores eran "cuatro peruanos".
"Fue una balacera terrible, más de cuarenta disparos; los chicos de la
estación de servicio se fueron corriendo para atrás porque no se veía de donde
venían las balas", relató ese testigo, quien agregó que al principio pensó
que "eran fuegos artificiales".
El hombre destacó que el
taxista "salvó la vida de milagro" ya que el parabrisas "tiene
un disparo en el lado derecho y otro en el izquierdo porque evidentemente quiso
acelerar para escapar".
"La asistencia del
SAME fue espectacular, la de la Policía y la Gendarmería también. Ahora hay que
investigar qué pasó", dijo Osvaldo.
Por su parte, Alberto,
otro taxista que en el momento del ataque estaba "a tres cuadras del
lugar", dijo a la prensa que "escuchó muchos disparos" y que
cuando pasó por el lugar ya estaba la policía.
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