20 de noviembre de 2015

Éxtasis, la droga que promete "alegría infinita", pero puede causar la muerte

El éxtasis puede venir en forma de pastillas de varios colores

Especial Infobae 

A lo largo de los últimos 15 años, se construyó un retrato habitual de las fiestas rave o festivales de música electrónica entre jóvenes argentinos: un adolescente que no llegó todavía a los 20 años se pasa horas y horas en la pista bailando, nunca se detiene, habla con todo el mundo y el único artículo que lo acompaña en su coreografía es una botella de agua en la mano. La imagen conduce a un solo término: éxtasis, la denominada "droga del amor", que se erigió como uno de los estupefacientes con mayor crecimiento en el país y aún el día de hoy pocos tienen conocimiento sobre sus efectos en el organismo.

Según datos difundidos por la Sedronar, el consumo de éxtasis en la Argentina creció más de un 1000% entre el 2001 y el 2011. En inicios del siglo XXI, sólo un 0,2 de los argentinos había reconocido haber utilizado la droga, mientras que diez años después, la cifra escaló hasta el 2,1 por ciento. En la mayoría de los casos, el principal peligro de los consumidores se situó en la mezcla con otras sustancias, como antidepresivos, alcohol o cocaína.

EL ÉXTASIS PUEDE CONDUCIR A LA HIPERTENSIÓN ARTERIAL O A GRAVES FALLOS RENALES

Mediante la liberación en abundancia de la sustancia neuronal serotonina, aquellos que consumen la droga (sea en forma de pastilla, o hasta en algunos casos en polvo) encuentran un clima de felicidad abundante, desinhibición, plenitud física prolongada, buen humor y falta de apetito. Sin embargo, durante las horas en que su efecto permanece, el organismo llega a niveles límite de resistencia y puede tener consecuencias fatales. Alteraciones graves en la temperatura corporal, fallos en los riñones y problemas cardíacos pueden ser las consecuencias de una mala dosis.

El éxtasis, nacido en comienzos del siglo XX y popularizado socialmente en el Reino Unido a partir de fines de la década del 70, es una de las pocas drogas denominadas "empatógenas" (o entactógenas), las cuales radican la mayor parte de su efecto en la empatía entre las personas. Para quienes la consumen, sus efectos son compartidos con el otro y resultan demasiado placenteros como para tener en cuenta los peligros a los que se someten.

Ficha técnica: el éxtasis

Clasificación: Droga entactógena. Según la DEA estadounidense, está catalogada en la Categoría I, con un gran potencial de abuso y prohibida para el uso médico.

Términos técnicos: Metilendioximetanfetamina (MDMA), Metilendioxianfetamina (MDA) y Metilendioxietilanfetamina (MDE)

Términos comunes: Éxtasis, Adán, Eva, Molly, X, XTS, Amor.

Efectos en el cuerpo: Incrementa el ritmo cardíaco, la presión sanguínea y la temperatura del cuerpo. Produce una sensación de energía y seguridad (similar a la de las anfetaminas). Suprime el apetito y genera un estado constante de empatía y buenos sentimientos hacia todos los que lo rodean.

Peligros de una sobredosis: Los primeros síntomas pueden ser temblores en los dientes y nerviosismo extremo. Su uso junto a grandes niveles de actividad física en ambientes muy calurosos puede conducir a la muerte, a raíz de una subida desproporcionada de la temperatura, un cuadro grave de hipertensión o fallos en los riñones.

Por qué atrae a los jóvenes

Si un joven acude a una fiesta, hay pocos objetivos que tiene claros de cara al evento: divertirse hasta más no poder y generar buen clima con los otros participantes de la fiesta. Por eso, el éxtasis aparenta ser, en muchas ocasiones, el pasaje hacia ese estado de plenitud y algarabía.

Si bien en la mayoría de discotecas en el mundo, las pastillas que se distribuyen no son puras, la principal droga del éxtasis es el MDMA. Principalmente se toma en pastillas de colores (las hay hasta con formas y dibujos) y su consumo produce un efecto que permanecerá al menos por unas 4 a 6 horas. Una dosis promedio de 100 miligramos es absorbida rápidamente por el tracto gastrointestinal. Por lo tanto, el pico del efecto no tarda más de una hora en aparecer.

Según los consumidores habituales, los síntomas principales son la apertura social, la empatía con el otro, la desaparición del miedo, una baja de guardia y la anulación de la agresión o la ira. A medida que sube la presión sanguínea y el ritmo cardíaco, los bronquiolos se dilatan, al igual que las pupilas.

Para la mayoría de los especialistas, el éxtasis cuenta con una particularidad respecto a otras drogas desinhibidoras como la cocaína. Generalmente su uso no es repetido durante el día y se reduce a momentos muy específicos, como una fiesta.

El sentimiento de seguridad, falta de miedo y placer constante se explica en el incremento de los niveles de la serotonina en el cerebro, lo cual calma la ira y el enojo. Es por eso que la mezcla de esta droga con algunos antidepresivos, como el Prozac (que actúa como inhibidor de esa sustancia), puede acarrear hasta consecuencias mortales para una persona.

Qué le sucede al cuerpo

Tomar al menos dos pastillas de éxtasis en una misma noche puede llegar a conducir a un cuadro de sobredosis. Sus efectos son los típicos de un exceso de liberación de serotonina: nerviosismo extremo, temblor en los dientes y un alza del ritmo cardíaco. En general, se evidencia una sobreestimulación del sistema nervioso simpático.

Además, el hambre se borra y aparecen los síntomas claros de la deshidratación. Cuando una persona baila sin parar durante un largo período, la falta de agua en el cuerpo empieza a alterar el funcionamiento normal del organismo.

Como si fuera poco, algunos mecanismos de prevención de los consumidores contra la deshidratación dinamitan aún más el escenario. Ante un inminente consumo de éxtasis, muchas personas toman muchísima agua con el fin de evitar la deshidratación y la hipertermia. El problema es que la ingesta excesiva de líquido en un corto tiempo termina por diluir el sodio de la sangre. Y así se genera un cuadro de hiponatremia, lo que puede producir convulsiones, vómitos y, en el caso más extremo, un edema cerebral. Según demostraron varios estudios, las mujeres son más propensas que los hombres a presentar un cuadro semejante.

El punto del conflicto es que a veces la gente toma más agua de la necesaria para mantener el equilibrio, tal como les sucede a los maratonistas. En el maratón de Boston 2002, un 23% de los corredores presentaron cuadros de hiponatremia en el momento de la llegada.

En el aspecto psicológico, el síntoma más común que sufren los consumidores de éxtasis es el profundo bajón emocional los días posteriores a su uso. Esta fatiga conduce a cambios radicales del humor y, de acuerdo los casos, puede conducir a un cuadro de depresión clínica. Para los casos de consumidores habituales, se suelen presentar casos de ira, accesos de violencia e irritabilidad. Sin embargo, estudios demostraron que estos cuadros se esfuman con el abandono del uso del éxtasis.

La comunidad científica tuvo muchas dificultades para detectar efectos psicológicos a largo plazo a raíz del éxtasis, ya que los consumidores habituales no recurren a él como una droga única, sino que también consumen drogas como marihuana, cocaína u otros narcóticos, que también condicionan el comportamiento.

Respecto a posibles daños cerebrales permanentes, los especialistas tampoco pudieron definir un patrón unificado claro. Por el momento, la corriente más firme indica que aquellos consumidores abusivos del éxtasis (con más de media pastilla por fiesta y un consumo durante un largo período de su vida) pueden encaminarse hacia un déficit de producción de serotonina en su cuerpo, debido a un daño de las terminaciones nerviosas de los receptores del cuerpo. Los síntomas ante ese problema radican en una ansiedad crónica, problemas de memoria y altos niveles de hostilidad.

El éxtasis que no es

Como si al cóctel de la advertencia sobre el éxtasis le faltara algo, el problema que se añade ante su consumo es el desconocimiento sobre la composición real de las pastillas. Un informe de la web DanceSafe indicó que sólo el 40% de las pastillas distribuidas en Estados Unidos en todo 2006 contenían exclusivamente MDMA y un 50% ni siquiera contenía una pizca de la principal droga entactógena.

En muchos casos aparecieron contaminantes como la cafeína, efedrina o dextrometorfan, que generan efectos similares al éxtasis, pero representan un peligro mucho más grave por el alto contenido tóxico de la mezcla. Incluso, algunas de las pastillas testeadas llegaron a presentar extractos de drogas como la cocaína o la ketamina.

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