31 de agosto de 2015

“Me dedico a pelear, pero no mandé matar a nadie”

El luchador Eduardo "Icho" Larenas, involucrado por narcotráfico y lavado

Por Virginia Messi (Clarín)
“Me pintan como un pesado pero yo no tengo maldad”, le dice Eduardo “Icho” Larenas (34) a Clarín. La frase impresiona en boca de este fornido luchador de artes marciales combinadas –compite en el campeonato estadounidense de la UFC–, de 115 kilos de peso, que lleva con orgullo el apodo profesional de “Dogo”.
Señalado como narcotraficante por las autoridades antidrogas de los Estados Unidos e investigado por lavado de dinero por la Justicia Federal argentina, en mayo pasado también se lo conectó con un episodio extremadamente violento: la contratación de dos sicarios mexicanos que llegaron a nuestro país para atacar a la esposa de un abogado, miembro de una sociedad sospechada de blanquear dinero narco a la que Larenas le reclama una millonaria deuda.
“Icho” fue totalmente desvinculado del caso de los sicarios mexicanos, quienes fueron detenidos cuando estaban por concretar el “trabajo” en un edificio de Villa Crespo. De hecho ese expediente se cerró en tiempo record y ya fue elevado a juicio con una acusación tan menor que abre la posibilidad de una probation o juicio abreviado para los acusados.
Pero a Larenas –canadiense nacionalizado argentino– le quedan otras cosas para aclarar. Principalmente, una inversión de cerca de un millón y medio de dólares que realizó en fideicomisos en Nordelta (Tigre). La Unidad de Información Financiera (UIF) denunció posible lavado de dinero del narcotráfico en estos negocios, por lo que el luchador quedó imputado en un expediente cuyos dos actores principales son el arquitecto Walter Mosca y el abogado Diego Colombini, responsables de una serie de inversiones inmobiliarias bajo sospecha.
Precisamente la esposa de Colombini, la dentista Marcela Valeria Simón, era el objetivo de los sicarios mexicanos detenidos tras entrar al edificio donde tiene su consultorio, en Villa Crespo, el 7 de mayo último.
En una entrevista exclusiva con Clarín, Larenas se declara inocente de las acusaciones. Acompañado por su abogado, el ex juez Guillermo Tiscornia, asegura que él mismo fue una víctima de los negocios fallidos del grupo liderado por Mosca en Nordelta.
“Yo soy un luchador profesional. Me dedico a pelear. La plata que invertí era legítima. Mi sueño era poner un gimnasio en Nordelta y por eso me conecté con Mosca. Yo no amenacé ni mandé matar a nadie. Al contrario, Walter Mosca me amenazó a mí”, sostiene Larenas.
–¿Cómo fue eso? 
–Un día me enojé porque no podía recuperar la plata que había puesto. Entonces nos vimos y le propuse: “¿Por qué no me entregás alguna propiedad, algo construido, sin quilombos?”. Como en Nordelta son todos chusmas, me enteré que “El Gordo” (apodo de Mosca) y Marcelo Macagno (socio de Mosca) tenían una casa en Cariló. Le dije que me la diera y así yo la vendía para recuperar algo de mi plata. Entonces Mosca me confesó:“Nooo, eso está a nombre nuestro pero es de los colombianos. Si te la doy después te van a venir a ver”. Yo lo tomé como una amenaza. Igual, como tengo temperamento de luchador, le contesté: “Que venga quien venga, lo mío es lo mío”. Pocos días después de lo de los mexicanos y la esposa de Colombini, me volví a encontrar con Walter (Mosca). Me dijo que estaban cagados en las patas. Yo no tenía la menor idea de lo que me estaba hablando.
–¿Qué le dijo Mosca exactamente ese día?
–Me dijo: “¿No supiste lo de los dos mexicanos en lo de la esposa de Colombini?”. Cuando me contó lo que había pasado, yo me largué a reír. Le contesté: “No me sorprende: ¡con la gente que ustedes tienen relación!”. ¿Vos pensás que no van a hacer nada estos colombianos? Es complicaaaaado.
–Entonces no le sorprende el episodio de los dos sicarios mexicanos...
–La verdad que no, no me sorprende. Lo que me sorprende es que Mosca y sus socios aún estén vivos. Hicieron negocios con colombianos que supuestamente son muy pesados. Desde hace mas de dos años, cuando empezaron los problemas con los fideicomisos, los abogados de la zona de Nordelta me recomiendan: “Tratá de recuperar tu plata porque lo van a matar en estos días”. Todo el mundo dice: “Le van a pegar un tiro a Walter”. Pero no pasó: él anda por la calle, no le importa nada y no le va a pasar nada, qué sé yo, es así acá.
–Usted asegura que sólo se dedica a luchar, pero en 2013 las autoridades de Estados Unidos informaron a la Argentina que lo estaban investigando por narcotráfico y que usted estaba lavando dinero aquí...
–Yo me enteré de eso en 2014, cuando salió publicada una nota periodística. Estaba en Canadá y llamé a un abogado para viajara a Maryland, donde decían que yo tenía una causa. El abogado fue, le preguntó al fiscal y él le dijo que no sabía de qué le estaban hablando.
–En general las autoridades estadounidenses no blanquean así como así a quién investigan...
–Bueno, digamos que me investigaron. ¿Qué encontraron? Que no hago un carajo, porque no hago nada. Lo que no entiendo es, si soy tan pesado, ¿por qué aun no me detienen? Me pintan áspero maaaalll, pero no me detienen.
Larenas niega cualquier relación con el narcotráfico y el lavado de dinero. Cuando se le pregunta el por qué de tantas acusaciones en su contra, sostiene que no tiene idea de cómo su nombre terminó en un informe del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (Homeland Security). “Habría que preguntarles a ellos”, responde y se remite a un incidente en 2009 en México en el que terminó a las piñas con policías. “Entonces me acusaron de muchas cosas, todas falsas. En ese momento me convertí en el candidato perfecto. Pero digo que si tienen algo, que muestran las pruebas”.

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