Laura Etcharren, socióloga especialista en narcotráfico
Por Leonardo Herreros (rionegro.com.ar)
–En la reciente encuesta del observatorio de
narcotráfico y adicciones de la UCA, se indica un fuerte avance en la
percepción de venta de droga en el corredor Gran Neuquén-Cipolletti. ¿Existe un
avance del narcotráfico en la zona patagónica en los últimos años? ¿Qué
características tiene?
–Con
la consagración del narcotráfico en el año 2014, y su posterior consolidación
de brazos armadas en el año 2015, ninguna provincia quedó libre del flagelo. El
narcotráfico cuando se consagra lo hace de manera acabada, no de manera
selectiva. El crecimiento se dio a nivel país pero la particularidad que tiene
la Patagonia es que pasó de ser una región casi exclusiva para el lavado de
dinero a ser una región en la que se conjuga lavado con guerra de bandas narcos
por puja territorial por el control del mercado de estupefacientes. La
complejidad es acabada en Río Negro, con un fuerte delito golondrina en lo que
hace al límite con la provincia de Chubut, que se incorporó al PBI narco
delictivo a nivel nacional en los últimos dos años.
–En la encuesta se define que la mayor presencia
policial no parece incidir en una menor presencia de narcotráfico,
especialmente el narcomenudeo en los barrios ¿A qué lo atribuye?
–Más
policías no es sinónimo de menos delito. Por el contrario. La ecuación indica
por experiencia en trabajo de campo que a mayor cantidad de policías, más
delito. Y el delito del menudeo no escapa a dicha ecuación, puesto que para
combatir al micro mercado de estupefacientes se necesita de una fuerza
especializada. De una política de avance contra dicho mercado que vaya por el
cierre de puntos de venta de droga y la desarticulación de bandas, como hace la
Fuerza Policial Antinarcotráfico de la Provincia (FPA) de Córdoba (que depende
del Poder Judicial). Contener, comprimir y licuar al flagelo expresado en su
versión micro sin generar desplazamiento delictivo.
–¿Cómo incide el aumento de las adicciones,
especialmente en los barrios más pobres?
–Hay
que tener en cuenta que la drogadicción como enfermedad es la base primaria de
la droga como delito. Que el alcohol es el disparador hacia el consumo de
estupefacientes y que la falta de políticas de prevención ha sido favorable no
sólo para el crecimiento del consumo, sino también para el aumento del delito
con génesis narcótica. La droga como enfermedad está presente en todos los
estratos sociales. Sólo que en los contextos más vulnerables se puede palpar de
manera más acabada porque no tiene el "maquillaje estético" que el
dinero puede aportar.
–Un lugar común en el debate es asegurar que el
gobierno debiera enfocarse más en los grandes volúmenes de narcotráfico y no
tanto en el menudeo. ¿Está de acuerdo?
–No
estoy de acuerdo. Siempre parto de la afirmación "sin menudeo no hay
narcotráfico y sin narcotráfico no hay menudeo". Es ignorante subestimar
cualquier eslabón de la cadena narco criminal, así como cualquier pieza del
circuito del narcotráfico. No podemos subestimar aquello que las bandas no
subestimaron. El menudeo es la manifestación primera del delito transnacional.
Para que el narcotráfico haya podido crecer, desarrollarse y mundializarse
necesitó de una previa actividad territorial en espacios más reducidos. La
mejor forma que tienen las provincias de ayudar a la Nación es luchar contra el
menudeo.
–¿Por qué?
–Porque
si cada provincia lo hace se puede trabajar en cooperación regional hasta crear
un banco de datos común que sea funcional al trabajo federal. Cada vez son más
los investigadores que coincidimos con esto. No sólo a nivel nacional sino
también a nivel internacional. Por ejemplo, la experiencia que Córdoba vive a
través de la FPA en la lucha contra el menudeo en menos de un año marca
claramente cómo se puede frenar el crecimiento local del delito organizado.
Hubo alrededor de 280 puntos de venta de drogas cerrados que no se desplazaron,
que no tuvieron reapertura. La provincia de Jujuy, que también se adhirió a la
ley para la lucha micro, se embarcó también en este trabajo de contención junto
con Salta. Esto no significa que estén libres de drogas, pero no son provincias
que explotaron en criminalidad como Buenos Aires y Santa Fe.
–¿Qué rol cumple la
Patagonia en el esquema nacional del narcotráfico?
–La
Patagonia conjuga lavado y guerra narco. Tiene el atractivo de la actividad en
Vaca Muerta, que, de acuerdo a fuentes de investigación es muy observada por el
narcotráfico y en la relación con Chile es punto crucial para la introducción
al país de drogas de diseño. Es además, por la cercanía con Buenos Aires, una
vía de escape para la criminalidad organizada, en especial del conurbano bonaerense.
–En los últimos diez años se ha detectado la
presencia de organizaciones más complejas y volúmenes más grandes de droga en
nuestra zona ¿Cómo afecta esto a la lucha antidrogas en la región?
–En
la Patagonia es donde se asientan, de acuerdo a informantes claves, los
volúmenes más gruesos de recursos humanos colombianos vinculados al
narcotráfico. Es una zona estratégica por sus salidas. Las vías más destacas
son la terrestre y fluvial, casi en mismos porcentajes. El mayor acopio de
drogas sintéticas sería recibido desde Chile. "La Bomba", por
ejemplo, es una droga de diseño que, según mis fuentes, ya habría penetrado en
la región. Es más letal que el LSD y peor aún al mezclarse con el alcohol. En
lo que a la cocaína respecta, en la región tienen un fuerte ingreso de Buenos
Aires y, al igual que en el resto del país, ya habría algunos laboratorios y
"cocinas". Como el resto de las provincias, Neuquén y Río Negro
deberían sumarse a la lucha contra el menudeo para evitar que el delito se siga
forjando. Crear políticas proteccionistas provinciales y de prevención para no
asimilar el delito que otras provincias desplazan. Deberían trabajar en aguda
cooperación y coordinación, porque el narcotráfico aún no tiene el estallido de
barbarie del centro.
–Y sobre el lavado de dinero?
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